1919 - La plantilla del tranvía pide un aumento salarial

En 1902 se electrificó la línea de tranvía que recorría Zaragoza -en 1885 era tirado por mulas- y fue ya en 1919 cuando se produjo la primera huelga reivindicativa de la compañía Tranvías de Zaragoza. Eran muy pocos los autobuses que circulaban en la capital aragonesa y predominaba el tranvía. La plantilla luchó durante dos meses y medio, del 19 de noviembre al 30 de enero, por un incremento salarial pero también por una mejora las condiciones de trabajo. Hasta el momento disponían de dos fiestas quincenales y tan solo una de ellas era remunerada. Se establecieron servicios mínimos y después de dos meses de paros en el transporte se consiguieron algunas mejoras y cierto aumento salarial. Anteriormente, el 2 de agosto de 1917 se convocó una huelga general del sector ferroviario que generó despidos en el tranvía.

1934 - Despidos y detención de líderes sindicales

Del 4 de abril al 10 de mayo de 1934 se secundó una huelga general en la capital aragonesa que afectó de manera importante al servicio de transportes, sobre todo al tranvía por ser el mayoritario. Inspirada por la CNT por cuestiones sindicales y políticas, paralizó la ciudad durante el mes que duró. A diferencia de otros paros, la solidaridad con los huelguistas fue masiva. Hubo despidos durante y después de la huelga del personal del tranvía y algunos líderes sindicales fueron detenidos y juzgados. El transporte fue uno de los sectores que más siguió los paros, pero otros también lo hicieron. Zaragoza quedó desabastecida de alimentos y tuvieron que llegar camiones de otras ciudades para que los zaragozanos pudiesen alimentarse.

1976 - El Ejército se hizo con el control del bus

1976 fue el año en el que el tranvía de Zaragoza dejó de circular por las calles de la capital aragonesa. El último fue el que llegaba hasta Ciudad Jardín. El autobús comenzó a cubrir todos los trayectos para permitir el desplazamiento de los usuarios. Pero no sin conflicto. Tan solo 24 horas antes del comienzo de las fiestas de El Pilar, la plantilla de la empresa de Transportes Urbanos de Zaragoza (TUZSA) se declaró en huelga. El conflicto entre empresa y trabajadores tuvo su origen en el convenio firmado en el verano del mismo año y que fue rechazado por los empleados pocos meses más tarde. Las reivindicaciones fueron muy concretas: 25.000 pesetas -150 euros- de salario base para todas las categorías. Solicitaron además que fuese la empresa la que asumiese las multas de tráfico que recibían los conductores. No solo eso, entre las demandas se establecía un plus de 500 pesetas (3 euros) por día trabajado o 50 céntimos por billete para los conductores que se ven obligados a expenderlos o, por el contrario, que se pusiesen máquinas en las paradas para su compra. En cuanto a los tiempos de recorrido, la plantilla instaba a la empresa a alargar en diez minutos el tiempo que se concedía para cada itinerario establecido. La empresa garantizó un aumento de 2.000 pesetas mensuales y jornada continua para todos los conductores, pero no fue suficiente. La plantilla inició una huelga que duró cuatro días y, visto el caos provocado por la falta de transporte en la capital aragonesa, unos 20 empleados del Parque Móvil de Ministerios se hicieron cargo desde primeras horas de la mañana de la conducción de 18 autobuses y dos microbuses. El servicio continuó siendo insuficiente para mover el volumen de viajeros transportado habitualmente por una flota de 200 vehículos. Los nuevos conductores fueron acompañados en las plataformas por dotaciones de la Policía Municipal, quienes indicaban los puntos exactos de parada. Durante el único domingo que duró la huelga, además de los vehículos conducidos por las personas del Parque Móvil de Ministerios, otros autobuses fueron llevados por chóferes del Ejército. El acuerdo llegó la madrugada del día 11 de octubre, cuando los trabajadores del bus pactaron con la empresa un aumento lineal de 3.500 pesetas para toda la plantilla . Gracias a esta concesión, los empleados del transporte sacaron el día 12 por la mañana todos los autobuses a la calle y dieron por terminada la huelga. El convenio, en cambio, no se negoció hasta fechas más avanzadas y continuó vigente el anterior firmado.

1986 - Punto de inflexión en las relaciones con la empresa

En el año 1986, Transportes Urbanos de Zaragoza (TUZSA) era la empresa concesionaria del servicio de autobús, gracias a un convenio firmado con el ayuntamiento desde el 82. Por aquel entonces, un régimen interno dictaminaba cómo debían ser las relaciones laborales con un contenido «cuartelario y con una disciplina semimilitar». Condiciones duras, vehículos obsoletos e inexistentes negociaciones del convenio llevaron a los empleados -que constituyeron el sindicalismo asambleario -a convocar una huelga desde el 8 de junio que duró exactamente un mes. Con la mediación del alcalde Antonio González Triviño se alcanzó un acuerdo, pero la patronal lo incumplió. Se volvió a la huelga indefinida y en las concentraciones se cargó contra los trabajadores. Visto que los conductores no sacaban los autobuses, el consistorio puso a dirigir los vehículos a Policía y Bomberos. Como la medida no gustó, vehículos de otras ciudades con sus conductores y mecánicos llegaron a Zaragoza para dar el servicio. La guerra estaba declarada a los trabajadores, que no se amedrentaron y aguantaron ataques a las cocheras con cócteles molotov, ruedas pinchadas, intimidaciones y hasta detenciones. Se creó una caja de resistencia y se abrió un comedor en una parroquia de San José para los huelguistas. El conflicto duró 62 días y fueron despedidos 150 trabajadores -luego se quedaron en 25- y procesados algunos de ellos. Se firmó un convenio por dos años, se derogó el régimen interior y se subió el salario un 9,16% para 1986 y 9,3% para 1987.

2013 - Llega la empresa mexicana ADO despide a 153

El siglo XXI comenzó con huelgas y pequeños paros. Así se sucedieron hasta el 2013, cuando todo se trastocó en el servicio de transportes de Zaragoza. Además de la vuelta del tranvía, una multinacional mexicana se hizo con el poder de TUZSA. Le cambió el nombre por AUZSA y despidió a 153 trabajadores, aunque amenazó con que fuesen muchos más. La huelga fue inevitable. Quien fuera el líder de los trabajadores en el conflicto de 1986 continuó siéndolo en el 2013. Javier Anadón venía curtido de aquel histórico enfrentamiento y de algunos pequeños paros convocados ya en el siglo XXI. Manejó las eternas negociaciones con la empresa, muchas de ellas en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA). También tuvo que intervenir el Justicia de Aragón. Aunque el alcalde de Zaragoza por aquel momento, Juan Alberto Belloch, pronosticó que sería «corta», los paros en horas puntas duraron del 23 de septiembre al 13 de diciembre -con cambios en el horario-, y afectaron también al servicio durante las Fiestas del Pilar. En octubre se aplicó un laudo judicial que trataba de dirimir el conflicto laboral desatado entre la empresa y el comité. La empresa lo utilizó y rebajó el salario de los empleados en un 3,9%. La tensión fue manifiesta durante los tres meses de huelga. Hubo protestas, manifestaciones y caravanas reivindicativas. Algunos conductores sufrieron agresiones. Tuvo que ser el consistorio quien mediara en el conflicto durante largas horas e incluso se planteó allá por noviembre anular la contrata del bus porque AUZSA no había comunicado la adquisición por parte del grupo ADO. En el 2015 pagó la indemnización de los despidos. El 24 noviembre se llegó a un preacuerdo para la recolocación -que no readmisión- de los 153 empleados despedidos con el ERE y se suspendió la huelga. La negociación continuó y la falta de entendimiento entre la empresa y la plantilla obligó a retomar los paros 5 días después. El 10 de diciembre se llegó al acuerdo final. Los trabajadores se fueron recolocando, primero, para cubrir bajas de larga duración (ya entrado el 2014).

2015-2016 - Pocos servicios mínimos y grandes afecciones

Poco tiempo respiraron tranquilos los trabajadores del autobús. Casi sin haberse recuperado de la huelga del 2013, la más larga hasta el momento, el pasado 10 de diciembre volvieron con los paros. El ayuntamiento decretó unos servicios mínimos como nunca antes -del 33%- poniendo en clara situación de crisis a la ciudad. En este caso, el motivo de la huelga es la negociación del convenio y la insistencia en recuperar el salario perdido por parte de los trabajadores desde que se estableció el laudo en el 2013. No solo eso, vuelven a la carga con la petición de urinarios al final de línea, cuadros de descanso equitativos, permisos médicos retribuidos, nada de frecuencias imposibles y una mejora en los vehículos. También piden a gritos la municipalización del servicio de autobuses urbanos. Ya llevan tres negociaciones con mediación en el SAMA y alguna que otra anterior para intentar desbloquear un conflicto que se prevé largo e intenso. El propio alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, tuvo que convocar a los conductores a una asamblea informativa en la que les mostró su apoyo pero también les aclaró que el consistorio no puede hacerse con la gestión de la contrata hasta el 2023 y que no podrá «ni un euro de los ciudadanos» para solventar el enfrentamiento. En los últimos días, la ciudadanía, ya cansada de unos servicios mínimos «abusivos», se ha rebelado contra los conductores en varios motines cuando les obligaban a bajar del autobús. El consistorio ha mediado obligando a los conductores a llegar hasta el final de línea, pero queda todavía mucho camino por recorrer. A causa de las numerosas reclamaciones, el ayuntamiento estudia ahora devolver parte de los abonos no disfrutados. Por el momento, no hay fecha para una próxima reunión. Parte de la plantilla se trasladará a Madrid el próximo jueves 18 de febrero para protestar en la sede del Grupo Avanza -que pertenece a ADO, propietaria de AUZSA- y reivindicar mejoras en las condiciones laborales y salariales.