Es un caso sin precedentes desde que Aragón asumió las competencias en Educación. Por primera vez, más de 60 niños de 3 años se verán obligados a salir de su barrio para ir a un colegio situado, en el mejor de los casos, a 4 kilómetros de distancia. Así lo impone la decisión de la DGA de no aumentar la insuficiente oferta de 75 plazas en el único colegio de Rosales del Canal. Hubo 137 solicitudes --el más demandado de la comunidad autónoma--. Y eso que el centro dispone de espacio suficiente para acoger a todos los escolares que se han quedado fuera, pero la medida debía estar condicionada a la construcción inmediata de otro colegio. Eso no solo solucionaría la saturación actual y garantizaría la continuidad en el centro de todos los alumnos que ahora estudian en él, sino que respondería a la gran demanda que se avecina en los próximos años tanto en Rosales como en los barrios colindantes, como Arcosur.

DINERO

Sin embargo, Educación ha dicho no. Esgrime que no hay dinero y que no puede garantizar un nuevo colegio para septiembre del 2014. El argumento se tilda de "peregrino" desde gran cantidad de sectores educativos y la decisión ha sido severamente criticada por padres, sindicatos, asociaciones y otros colectivos. Incluso desde el propio PP hay quien no comprende la negativa a asumir un desembolso que apenas superaría el millón de euros.

Esa cantidad sería suficiente para construir un aulario de Infantil con doce aulas y comedor, para frenar la saturación y comenzar a resolver un problema que debió ser solucionado antes. El PP culpa al PSOE de que el colegio naciera pequeño y de que haya acogido a más alumnos de los debidos en los últimos tres años --está habilitado para tres vías pero ha sufrido ampliaciones hasta alcanzar cinco el año pasado--. Los socialistas esgrimen que ellos, al menos, se esforzaron en solucionar el problema, con la ampliación de Primaria y escolarizando a todos los niños.

Además, el Servicio Provincial podría haberse ahorrado en licitaciones alrededor de 2 millones por la competencia entre constructoras. Ese dinero o el Fondo de Contingencia aparecen entre las fórmulas posibles para resolver el conflicto. Pero Educación no las contempla todavía.

PRIVADO

Pero se extiende la sensación de que la decisión de provocar el mayor éxodo escolar de la historia reciente de Aragón no responde a una cuestión económica. O sí, según se mire. La edificación de un nuevo colegio no figura en el Plan de Infraestructuras educativas que contempla los proyectos a realizar hasta el 2015, una medida incomprensible por la magnitud del problema y del que los afectados ya vienen avisando desde hace años.

Tampoco hay previsto hacer un colegio en Arcosur antes de esa fecha, lo que aumenta el problema de saturación ante la progresiva llegada de nuevos vecinos. "La opción que está sobre la mesa es ampliar Rosales con una vía más desde Infantil a Primaria, pero no hay fecha y se está viendo cuándo se podría acometer", se limita a decir la Administración, que tampoco contempla las aulas prefabricadas como herramienta eventual hasta alcanzar una solución definitiva. Pero el argumento pierde fuerza ante la creciente sospecha, por parte de la escuela pública, de que la intención es construir un concertado, amparada en la aprobación de la nueva LOMCE, que apela a la demanda social para permitir esa edificación.

UNIÓN

Educación no cede y el éxodo masivo va camino de hacer historia. Solo la dispersión en el Actur, allá por los 80, es comparable. Y las familias afectadas no encuentran consuelo ni siquiera si la Administración asumiera el coste del transporte. "Niños de 3 años no pueden estar fuera de casa de 8 a 18 horas y solo ir a casa a dormir", lamentan. Y están unidos. El AMPA del centro, la dirección, los vecinos o la junta de distrito respaldan a los afectados y prometen seguir luchando. "No somos los únicos que se han quedado sin plaza en el colegio que querían, pero sí que no pueden acceder al único del barrio ni tienen alternativa a menos de 4 kilómetros", dicen.

Si no hay marcha atrás, Samuel, Pedro o Sara irán a partir de septiembre a buenos colegios, pero lejos de su entorno, con la dosis de desarraigo y dificultades de conciliación que eso supone. Son víctimas de una nefasta planificación y un éxodo histórico que seguirá en los próximos años. Porque el censo advierte de que la presión demográfica será incluso mayor en el 2014 y que crecerán los vecinos de Arcosur.

Pero la DGA no aporta más solución cuando hace unos meses negaba cualquier atisbo de problema en la zona. Ahora, muchas familias se plantean, incluso, dejar de escolarizar a sus hijos por la decisión que ha multiplicado las espinas en Rosales.