La comisión negociadora entre PSOE y Podemos formada para tratar de llegar a un acuerdo de investidura ha cumplido sus primeras cinco sesiones con un acuerdo cerrado y algunos puntos abiertos que generan incertidumbres todavía. La sintonía entre ambas formaciones ha sido buena, no exenta de momentos tensos, pero falta una concreción en los programas que se tratarán de despejar en una segunda fase de las conversaciones que tendrán que empezar esta semana y se prolongará aún unos días.

Eso, a pesar de que el PSOE considera que urge un acuerdo si se quieren poner en marcha algunas de las cuestiones en las que coinciden, como la paralización de la LOMCE o la revocación de determinados acuerdos sobre privatizaciones. Si se demorara el acuerdo, sería complicado cumplir con ellos. Así que el pacto podría llegar in extremis para acometer las medidas prometidas y sobre todo abordar la urgencia social de la que ambos partidos hablan.

El PSOE está convencido de que la negociación será todavía larga, pero llegará a buen puerto. En Podemos, hay dos líneas. La que considera que hay aproximaciones y no será complicado alcanzar un acuerdo, y otra que considera que las diferencias son grandes todavía. Algo de esto se ha visto en algunos momentos de la negociación, en especial cuando se ha hablado de desahucios o de la composición de la radiotelevisión pública.

Ambos partidos están desarrollando los puntos del decálogo que ha presentado Podemos y que estaba sin desarrollar. Los socialistas consideran que las líneas generales son cumplibles, pero en algunos casos no lo ven tan claro. La jurisprudencia y el marco legal existente hace complejo el cumplimiento de determinados compromisos, en especial sobre política hipotecaria o sobre la relación con las hidroeléctricas. También ven difícil el cumplimiento de algunas iniciativas que Podemos exige que se haga en tres meses. Un plazo difícilmente cumplible.

A lo largo de las reuniones se han vivido momentos en los que han quedado patentes las diferencias y los recelos, en una novedosa forma de negociar, ya que todo se ha retransmitido en directo y con la presencia de medios en las reuniones. Un sistema que no terminaba de convencer a los socialistas y que ha mediatizado la negociación. Ha habido en ocasiones una teatralización evidente y en otros momentos, más que una negociación ha sido la exposición pública de un posicionamiento político, el de Podemos, y un intento por parte del PSOE de conseguir el beneplácito de Podemos.

Está todavía lejano el acuerdo, pero ambas partes creen que es posible. Saben que no hay otra opción que la de entenderse, puesto que sería difícilmente realizable cualquier otro pacto de mayorías y la repetición de unas elecciones sería un coste inasumible y del que ninguna de las dos formaciones quiere oír hablar. Pero la aritmética manda y, o hay acuerdo, o hay nuevas elecciones. Otros dos actores imprescindibles en este acuerdo, que asisten en segundo plano, son CHA e IU. CHA ha pretendido entrar en las negociaciones a tres bandas pero encontró el rechazo frontal de Podemos. Tanto IU como los nacionalistas ya han señalado su intención de apoyar un gobierno progresista liderado por el PSOE, al ser la fuerza más votada. Todo hace indicar que Podemos también, aunque en sus manifestaciones públicas ha señalado que eso está por ver.

Días clave

Esta semana, en cualquier caso, debe ser determinante para cerrar un acuerdo. Ambos partidos están trabajando los documentos definitivos que se intercambiarán. El pacto, valoran fuentes socialistas, no será, quizás, sobre el 100% del decálogo, sino sobre el 90%, lo que consideran suficiente para asegurar la investidura. El modelo de televisión autonómica es donde se producen las mayores diferencias porque los planteamientos son, directamente, antagónicos.

Quedará también pactar la composición de la Mesa. Los socialistas darán el visto bueno a sus candidatos este martes. Todo apunta a que Antonio Cosculluela presidirá el Parlamento. Habrá que ver qué piensan IU y CHA. Y también Podemos, aunque el oscense tiene, a priori, pocas contraindicaciones, más allá de ser alcalde de Barbastro, cargo que dejará a medio plazo.