La crisis económica con su principal consecuencia en España: el paro, se cobrará una nueva víctima el próximo día 18 de enero en el zaragozano barrio de Las Fuentes. En esta ocasión, un desahucio puede dejar en la calle a una familia con tres hijas pequeñas, una de ellas de un mes, además de dos hijos mayores de edad, después de que el cabeza de familia perdiera su último empleo estable hace dos años y medio.

Mamadou Aliou Diallo tiene 54 años es de la República de Guinea y lleva 15 años viviendo en España, doce de ellos en la capital aragonesa. En el 2008 perdió su trabajo en el sector de la construcción y desde hace año y medio sobrevive con la ayuda del gobierno de 426 euros. "Si el día 18 nos desahucian nos vamos directamente a la calle porque no tenemos otro lugar para vivir", explica Mamadou desde una pequeña habitación rodeado de su familia. Mientras, su mujer, Aistu, de 38 años, sostiene en brazos a su última hija, un bebé de un mes de vida.

El embargo del piso sería la última consecuencia de una situación agónica que comenzó hace dos años y medio. "No tenemos comida en la nevera y ya no podemos pagar el gas. No tenemos calefacción ni agua caliente", recuerda Mamadou tocando un radiador que ya no desprende calor.

NEGOCIACIÓN

Ante esta situación, el padre de familia pidió ayuda a Adicae (Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas de Ahorro y Seguros) que, a su vez, se puso en contacto con la entidad bancaria responsable de la hipoteca. En dicho encuentro la representante de Adicae que también forma parte de la Plataforma Stop Desahucios Zaragoza no logró obtener datos sobre cuánto debe todavía Mamadou. "Sospechamos que es una hipoteca con clausura suelo y además, hemos comprobado que la caja de ahorros ha valorado el piso por 77.067 euros, precio por el que se lo ha adjudicado", indicaron fuentes de la plataforma.

Sin embargo, este no es el valor que la caja dio a esta vivienda de 66 metros cuadrados cuando Mamadou quiso comprar el piso en el año 2004. "Me dieron un préstamo de 154.000 euros --exactamente el doble del precio por el que la entidad ha valorado ahora la casa-- que tenía que pagar a 30 años, con un 4,25% de interés", recuerda Mamadou.

Al principio, las primeras cuotas que tuvo que abonar la familia ascendieron a 600 euros, pero rápidamente se dispararon hasta los 860. "Cuando tuve trabajo podía hacer frente a los pagos, pero desde que se me agotó la prestación por desempleo tuve que elegir entre comer o pagar la hipoteca", explica resignado. Desde su llegada a Zaragoza, primero vivió tres años en Madrid, encontró trabajo en la construcción. "Estuve en las obras de la estación Delicias y luego en la Expo", recuerda. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria provocó que su vida laboral se viera abocada a trabajos temporales en el campo.

Ahora, agotado de luchar, simplemente espera que el día 18 la solidaridad de los miembros de la plataforma Stop Desahucios Zaragoza logre parar la ejecución hipotecaria. Mientras espera observando a su familia y a su bebé de un mes, y pide que no les dejen en la calle.