J La povincia de Huesca ha experimentado una notable mejora en sus comunicaciones desde principios de este siglo. Pero todavía siguen pendientes tramos que, como el cruce de Tierz, constituyen auténticos puntos negros. Esta es la situación, en la N-330, de las travesías de Villanúa y Castiello de Jaca, donde, sin embargo, no se ha avanzado nada. También sigue sin hacerse el último tramo de la A-22 entre Siétamo y la capital oscense, por no hablar del puerto de Monrepós, donde las obras se mueven a un ritmo lento desde hace años. En cuanto a la A-21, entre Jaca y Pamplona, si bien Navarra ya ha terminado el trayecto en su territorio, en Aragón todavía no hay más que dos segmentos que, al estar aislado entre otros convencionales, apenas tienen utilidad pues obligan a los conductores a salir de la autovía para tomar la antigua y anticuada carretera N-240.