Todos los servicios implicados en la valoración y cuantificación de los daños de la crecida se daban cita ayer en el Ayuntamiento de Zaragoza para analizar lo que se ha denominado como post-crecida y, según indicó el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC), se calcula que los daños que dejó la última crecida en los equipamientos municipales están «en torno a 100.000 euros». Así lo aseguró el responsable de Servicios Públicos y Personal, Alberto Cubero, quien destacó que esta cifra es mucho menor que en la anterior riada, la del 2015, cuando fueron ocho veces más, unos 800.000 euros, los costes que hubo que asumir.

Estas afecciones son las que han ido notificando tantos los servicios municipales en el tramo urbano del Ebro como desde los barrios rurales. De hecho, ese dinero incluye «los daños en el centro deportivo municipal de Monzalbarba, el Foro Romano o el entorno de los Galachos de Juslibol», principalmente. No obstante, el concejal responsable de Protección Civil también hizo hincapié en que los cálculos definitivos se conocerán con más exactitud en los próximos días. Por ejemplo tras la reunión que mañana está prevista con «todos los barrios rurales afectados por la crecida», en la que se conocerá con más certeza el alcance de los daños. «Se inundaron caminos y hubo que hacer achiques de agua pero las afecciones a particulares han sido mucho menores que en el 2015», subrayó Cubero.

No obstante, la reunión de ayer entre los diferentes departamentos implicados en la evaluación y limpieza de las riberas estaba orientada también a «coordinar y facilitar a los vecinos de los barrios rurales más afectados el acceso a las ayudas que se van a articular desde el Gobierno de Aragón y de España», para que «nadie se sienta desamparado» y el consistorio les sirva de «paraguas para canalizarlas» y que lleguen a todos ellos.

40.000 EUROS

La piscina municipal de Monzalbarba ha sido una de las más afectadas, a escasos 2 kilómetros del cauce y que quedó completamente anegada por el río durante varios días. Este barrio rural, junto al de Alfocea, siempre se lleva la peor parte de las avenidas extraordinarias del río. Según explicaron desde el área de Deportes, las actuaciones de urgencia que se han acometida ascienden a 40.000 euros, la mayoría destinados a las labores de limpieza por la cantidad de barro que se acumuló en su interior.

Los carpinteros también han tenido trabajo, dado que las zonas de madera fueron alcanzadas por la altura del cauce. Buena parte del presupuesto se ha ido en las labores de repintado y carpintería. Además, se ha tenido que tirar parte del mobiliario, completamente inservible tras la avenida, y comprar nuevo antes de reabrir sus puertas.