Tenía que ser el día de los Atlanta Hawks, el equipo que sumó ayer frente a los Thunder de Durant e Ibaka su 15ª victoria consecutiva, el récord de la franquicia, y que domina la Conferencia Este de la Liga sin una estrella de referencia. Pero Klay Thompson, uno de los pistoleros de los Golden State Warriors, el sorprendente líder de la NBA mediado ya el campeonato, fue quien acaparó todos los titulares con una anotación sin precedentes.

El alero de 24 años y 2,01 registró un récord estratosférico al anotar 37 puntos en un solo cuarto (52 en total), con 13 tiros sin fallo, nueve de ellos triples, además de cuatro tiros de dos y dos tiros libres, en la actuación de 12 minutos más cercana a la perfección que se recuerda en la Liga estadounidense.

El partido estaba empatado a 60, con nueve minutos por delante, cuando llegó el primer triple de Thompson. Y luego otro. Y otro más. Cuando acabó el cuarto, todo estaba liquidado. Golden State ganó (126-101) y Thompson dejó un nuevo dato para los libros de estadística de la Liga.

"Fue una locura, no sé exactamente lo que pasó", admitió, superado por los acontecimientos, Thompson, después de derribar dos marcas de peso: los 33 puntos de Carmelo Anthony en un cuarto que la estrella de los Knicks tenía desde el 2008 y los 8 triples de Joe Johnson para Brooklyn Nets en el 2013.

"Todo el mérito es de mis compañeros. Es el vestuario más solidario en el que he estado nunca. No han parado de buscar posiciones claras para mí en todo el partido y de empujarme para llevarme hasta el límite", explicó Thompson, el hijo de una leyenda de la NBA, Mychal Thompson, número uno del draft del 78.