D espués de muchos días de incertidumbre, marcados por las difíciles relaciones Norte-Sur en Corea y por la presencia a medias de los castigados deportistas rusos -sospechosos de un dopaje institucionalizado- los Juegos de Pyeongchang arrancan oficialmente este mediodía con la ceremonia inaugural en el Estadio Olímpico de Daegwallyeong, una instalación de quita y pon capaz para 35.000 espectadores que hoy se llenará (12.00 horas) para contemplar la apertura de la competición (que se alargará hasta el 25 de febrero) y el desfile, entre otros, de los deportistas rusos supervivientes, los coreanos todos juntos y de una delegación española de 13 deportistas que pretende aspirar a medalla en tres pruebas de la mano de Javier Fernández (patinaje artístico), el abanderado Lucas Eguibar (snowboardcros) y Queralt Castellet (halfpipe con tabla de nieve).

Serán los terceros Juegos de Invierno en Asia (Sapporo 1972 y Nagano 1998 fueron los anteriores) y los quintos en total, añadiendo los de verano de Tokio 1964 y Seúl 1988, los primeros en Corea del Sur. Los también llamados Juegos de la Paz, o Juegos de la tregua, no tendrán fácil matizar casi 65 años de guerra técnico con los vecinos del norte, a pesar de algunos gestos esperanzadores entre ambos países.

Trece deportistas lleva España. Once hombres y solo dos mujeres. Cuatro debutantes y una veterana en su cuarta cita olímpica. Dos nacionalizados (el colombiano Felipe Montoya y el ruso Kirill Khalyavin). Ocho atletas de nieve y cinco de hielo. Y tres opciones de medalla, ni más ni menos.

Esa es la radiografía del equipo español que está en los Juegos Olímpicos, disminuido en número con respecto a las anteriores ediciones pero con la ambición de conseguir por fin la tercera medalla olímpica legítima en una edición invernal, tras las ya muy lejanas de los hermanos Paquito (oro en eslalon en Sapporo-72) y Blanca Fernández Ochoa (bronce en eslalon en Albertville-92). Las tres de oro del tramposo fondista de origen alemán Johan Mühlegg en Salt Lake City 2002, que le duraron unas horas, han quedado en el museo del olvido de los horrores del dopaje.

EQUIPO MENGUANTE

Los deportes invernales dan para lo que dan en España, dadas las condiciones y los medios materiales que se ponen a disposición de esquiadores, riders, patinadores y deslizadores. De ahí el magro balance. Y el carácter menguante del equipo olímpico. En Turín 2006 fueron 16 los seleccionados (7 hombres y 9 mujeres), con Jordi Font rozando la medalla (cuarto) en el snowboardcross y María José Rienda 13ª en gigante.

Cuatro años más tarde, en Vancouver 2010 fueron 18 los seleccionados (10 hombres y 8 mujeres). Queralt Castellet tuvo que retirarse antes de la final de Halfpipe (medio tubo en snowboard) por una caída en el calentamiento tras ser tercera en la calificación, y España se fue de Canadá con un modesto 14º puesto del debutante Javier Fernández en patinaje artístico, además de un 15º de Carolina Ruiz en descenso. Y en Sochi 2014, Fernández rozó el bronce (fue cuarto), Lucas Eguibar ganó la final pequeña de snowboardcross (7º) tras caer en semifinales y Laura Orgué acabó 10ª en 30 km. de fondo entre una delegación de 20 atletas (14 hombres y 6 mujeres).

Para Pieonchang, España se ha quedado sin presencia en esquí femenino, pese a tener una plaza por país, porque ni Núria Pau ni Júlia Bargalló han conseguido los puntos FIS necesarios. La presencia en esquí alpino se limitará a Juan del Campo, que le ha ganado la partida a Quim Salarich para ocupar la única plaza disponible. El eje español se ha desplazado del alpino al snowboard y, de alguna manera, de la nieve al hielo, donde Javier Fernández lidera un equipo de cuatro patinadores de artístico en sus terceros Juegos, los mismos que el persistente Ander Mirambell en skeleton.

El patinador madrileño de Cuatro Vientos es, a sus 26 años, un veterano que opta seriamente a la única medalla que le falta, tras ganar seis oros europeos consecutivos y dos Mundiales en su esplendorosa carrera, que quiere culminar en Corea del Sur. Su principal motivación será sacarse la espina de su decepcionante cuarto puesto en Sochi.

Los otros dos aspirantes al podio tienen motivaciones aún más potentes. Lucas Eguibar vio en el invierno del 2017 cómo horas después de ganar dos medallas de plata en los Mundiales de Sierra Nevada (individual y por equipos, con Regino Hernández) fallecía Israel Planas, su implicado entrenador, de un infarto cerebral. El donostiarra tampoco pudo disfrutar de su 7º puesto en Sochi, ya que su hermano Nico había sufrido meses antes un accidente de moto que le mantuvo dos meses en coma. Ahora, en plena recuperación, la fuerza fraterna que le da Nico es básica para entender de nuevo la senda de victorias que lleva Lucas, ganador de la Copa del Mundo 2014-15 y con nueve podios en su haber.

Queralt Castellet también se ha reconciliado a tiempo con el triunfo. Seis años después del último, ganó el mes pasado una prueba de Copa del Mundo de Halfpipe en Snowmass (EEUU) y fue tercera días después en Laax (Suiza). A sus 28 años y en sus cuartos JJOO, la subcampeona mundial del 2015 lo tiene todo para volver a brillar tras superar con un increíble esfuerzo la muerte del neozelandés Ben Jolly, su entrenador y su compañero de vida desde los 19 años.