--En Argentina dicen que de medir algo más sería fijo en la selección.--Estoy orgulloso de lo que he logrado sabiendo que la altura es muy importante en el baloncesto. Soy el más pequeño de la familia. Mi padre y mi hermano miden casi 1.90. Le cargo a mi madre porque ella es la bajita, pero es broma, no tiene nada que ver. Pegué el estirón pronto y en la adolescencia tuve problemas en las rodillas. Me dolían mucho y me impedían jugar, correr. Era muy frustrante. Algunos médicos me decían que era tendinitis, me vendaban las piernas, pero al final resultó ser un problema de crecimiento.

cargo

--¿Qué se compró con su primer contrato importante?--Construí una casa a mis padres. Al fichar por Boca le dije a mi representante que con ese dinero les sacaría del apartamento. Al día siguiente ya estaba contactando con un arquitecto, negociando los materiales... Ahora les quedó una casa inmensa porque todos mis hermanos se fueron y están solos con los perros. Los domingos se juntan todos y mis sobrinos lloran porque no se quieren ir.

--¿Cuál es su afición favorita?--El golf. Antes lo odiaba. No me atraía. Pero mi preparador físico en Colón, que jugaba, me convenció. En el primer golpe que dí, la pelota salió para cualquier lado, pero me entró el gusanillo. Luego empezó el desafío de mejorar, jugar solo...

--¿Se le da bien?--Con un amigo gané un torneo de crudo y cocido, donde se junta un experto con un novato. Quería jugar torneos solo, porque era un reto y así no puedes hacerte trampa. Así que competí y me saqué un hándicap entre 17 y 20. Un día hicieron otro torneo y gané mi categoría. Lo que pasa es que era el único de ese nivel. Mi madre guarda el trofeo en casa. De broma digo que fui el único que se presentó porque los demás tenían miedo de jugar contra mí.

crudo y cocido

--¿Tiene otras aficiones?--En casa somos fanáticos de la pesca. Siempre que voy, estoy una semana en el monte, viviendo en una tienda, comiendo lo que cazas y pescas, es un lugar donde no funcionan los móviles, nadie te molesta. Esa semana mi cabeza está tranquila. Por Colón pasa el río Uruguay y hay muchos peces: bagre, zurubi, boga, dorado, patí... El más rico es el pacú, aunque depende de cómo lo hagas. Algunos se hacen a la parrilla, otros al horno o fritos.

--¿Los sabe cocinar?--No sé. Bueno, no sé cocinar mucho. El año pasado he aprendido a la fuerza porque al principio me costó adaptarme a la comida de España. Intentaba hacerlo al estilo argentino y me gastaba muchísimo en teléfono en consultas a mi madre. Ella hace tallarines y ñoqui caseros. Le salen exquisitos. Los acompaña con una salsa boloñesa maravillosa, que a mí no me sale igual. Últimamente la llamo y le digo que la hago tan bien que cuando vuelva la desplazo en la cocina, pero es mentira.

--Entonces, del asado ni hablamos.--Mejor no. En el edificio donde vivía en Buenos Aires había muchos futbolistas de Boca, Lanús, Racing... Había muy buena amistad y compartíamos la parrilla. Un fin de semana me visitó mi hermana y su marido y quise hacer un asado. Chiquito Bossio, el arquero que salió ahora campeón con Lanús, me dejó su leña y su carbón. Le dije que en cinco minutos bajaba, pero me duché, me puse a hacer la ensalada... y tardé bastante más. Cuando bajé, lo había hecho él. La jugada me salió perfecta porque estaba bárbaro, mucho mejor que el mío.

Chiquito

--Tiene algún secreto confesable.--Soy bastante despistado. En León me dejé dos veces las llaves en casa. La primera llamé a un cerrajero y me engañó. Decía que tenía una técnica profesional y no me dejaba ver cómo lo hacía, pero no me fui porque quería aprender y se puso muy nervioso. Me cobró unos 200 euros porque era festivo. La segunda le dije que sabía que eso de las técnicas profesionales era una broma, pero terminé pagando una barbaridad. En Argentina me tenía que quedar cien veces encerrado para pagar eso.

--¿Cómo es su ciudad natal?--Chiquita, pintoresca, con mucho verde y una calma envidiable. Hay muchas playas, aguas termales y está muy bien preparada para el turismo. En verano dobla la población.

--¿Tiene algún rincón especial?--Hay dos islas, San Francisco y Queguay, que pertenecen al Uruguay. Cuando baja el río se forman unos bancos de arena impresionantes. Ir allí a pasar la mañana no tiene precio para mí con el agua tan caliente y limpia. Ahora estoy harto porque no puedo disfrutar del verano, ni allí, ni aquí. Estoy convencido de que voy a vivir en Colón. A mi novia ya se lo dije. Disfrutar de la naturaleza, los paisajes, la tranquilidad... son cosas muy importantes en mi vida.

--Supongo que allí será un ídolo.--Es uno de los lugares donde más tranquilo me siento. Todos me conocen de pequeño y saben cómo soy. En vacaciones me junto con un grupo de veteranos para jugar, correr un poco y divertirme. Después de cada partido hay cena. Eso sí, a la hora de pagar la luz del pabellón me cobran. Ahí no hay ídolo que valga. En mi pueblo reconocen mucho a sus deportistas. Cuando llegué del preolímpico, amigos, familiares y gente de la cuidad fueron a la entrada a esperarme y al llegar a casa y había una pancarta muy bonita. También me recibió el alcalde, que es mi cuñado. La última vez que fui a votarlo no lo puede hacer. Me dejé el documento en Buenos Aires.

--¿Y ganó?--Sí, menos mal, por nueve votos.