Si no fuera por el estado de gracia en el que vive Lewis Hamilton, alguien podría decir que Sebastian Vettel está sembrando de angustia a la tropa de Mercedes. El Ferrari es cada vez más rápido, no solo en ritmo de carrera, como hasta ahora, también a una vuelta. Por eso el alemán formará en la primera línea de la parrilla en una carrera que promete decidirse en las últimas vueltas, y será a favor de quien logre rodar en pista más vueltas con los neumáticos blandos, mucho más rápidos que el compuesto medio.

El principal damnificado de las mejoras de Ferrari y de la ambición de Vettel es Nico Rosberg, relegado a la segunda línea. "Me equivoqué, probablemente, en mi estrategia en la clasificación. Intenté reservar mis neumáticos blandos para la carrera, pero se mes escapó la primera línea. Ahora tendré que intentar adelantar a Vettel en la salida, y luego, sí, aprovechar que mis gomas están mejor que las de Lewis", dijo el alemán, sincero como siempre, pero decepcionado.

Hamilton sigue, pese a todo, dominando. Esta es su cuarta pole consecutiva, cuatro de cuatro este año. Es el jefe, el mejor binomio coche-piloto, y quiere que se le reconozca, también en el contrato de renovación que está a punto de firmar.

Aquel muchacho de Tewin, hijo de un inmigrante de color, que le envió a clases de kárate para que pudiera repeler los acosos que sufría en la escuela, ha aprendido a defenderse solo, incluso en una negociación, frente a Toto Wolf, el director de Mercedes, del que dicen es uno de los peores adversarios para rascar mejoras en un contrato. El dinero ya no es un problema, casi 105 millones por tres años de fijo (el mejor pagado de la parrilla) más los bonos por resultados. Ya, dicen, quedan pequeñísimos flecos que tienen que ver con los derechos comerciales y de imagen, con una autonomía mayor de la habitual en la F-1, pensando en generar ingresos al estilo de los Beckham, Woods, Lebron, Cristiano- Lejos de ese divismo, un muchacho con apellido de campeón --de bicampeón-- volvió a asombrar, esta vez en un circuito nuevo para él.

LOS ESPAÑOLES

Porque sí, Carlos Sainz se aupó, por segunda vez, hasta la Q-3 de forma brillante, después de que su compañero Max Verstappen se quedará varado en el 15° lugar. ñ¡Wow!", gritó por radio a su ingeniero Marco Matassa. "Era muy difícil, porque habíamos tenido muchos problemas de frenos que te restan confianza, porque solo podemos poner el motor a tope, ya sabes nuestras limitaciones, en el intento bueno, porque el viento de culo te deja sin apoyo aerodinámico, porque la pista era nueva, llena de arena-", relataba el madrileño.

Ahora sueña con los puntos. "He reservado blandos para la carrera y creo que eso nos beneficiará para acabar, si podemos, en los puntos". Y sí, volvió a clasificar por delante de su ídolo, de Fernando Alonso (14°). "Ya sé que suena raro celebrar pasar a la Q-2, pero es un paso más en la evolución del coche. Antes de correr hay que aprender a andar", dijo el asturiano.