Érase una vez dos jóvenes, Esteban Bayona y José María Lairla, decididos a emprender su propio negocio. En 1947 montaron un pequeño taller eléctrico en Zaragoza y de la fusión de sus apellidos nacía Balay. Este es, en resumen, el origen de la legendaria marca de electrodomésticos aragonesa y del que parte la exposición gratuita, inaugurada ayer en la Cámara de Comercio, que recorre su historia a través de fotos, documentos y anuncios de publicidad antiguos, y que muestra sus legendarios modelos por los que la mujer de los años 60 suspiraba cuando su marido le regalaba un abrigo. "¡Ay, prefiero una Balay!", rezaba el eslogan.

En la firma consideran que contar su historia "es contar la de cualquier aragonés". Por eso, quien vaya a ver la muestra hasta el próximo 27 de noviembre no podrá evitar acordarse de aquella cocina donde su abuela le calentaba la leche, o de la primera lavadora que compraron sus padres. "El objetivo es despertar recuerdos, emociones y sonrisas", explica la principal responsable de la exposición, Cristina Espinosa. En el trabajo de recopilación para construir este museo efímero ha contado con la ayuda de Ricardo Giner, un empleado de Balay durante 40 años ahora jubilado que está plasmando en un libro la historia de la compañía.

La exposición también recoge hitos históricos mundiales desde mediados del siglo pasado y ejemplos del compromiso que Balay tiene con la ciudad y la comunidad a nivel empresarial, cultural y social, así como la evolución paralela que han sufrido la familia, las costumbres y la sociedad en general durante las últimas décadas. Para ilustrarlo, la marca se sirve de los anuncios en prensa con los que conquista al consumidor, ofreciéndose a "facilitarle la vida", y avanza de lo vintage a lo moderno recreando tres salones y dos cocinas para que el visitante perciba las diferencias.

Después de la de La Zaragozana, esta es la segunda de una serie de exposiciones anuales para dar a conocer a la sociedad la importancia de identificar, documentar, conservar, divulgar y revalorizar el patrimonio industrial y empresarial de Aragón, gracias a una iniciativa de la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza y su fundación Basilio Paraíso. El proyecto nace del convenio firmado en marzo del 2013 entre el Gobierno de Aragón y la institución cameral para recopilar datos, fondos documentales y referencias de edificios empresariales como parte de la historia de la comunidad. Se trata de un programa abierto a todas aquellas empresas aragonesas que deseen recuperar su memoria histórica, industrial y empresarial.