Antonio Fazio, de 69 años, formalizará esta mañana su dimisión como gobernador del banco central italiano. La renuncia al cargo llega después de cinco meses de acaloradas polémicas e investigaciones judiciales sobre la supuesta actuación irregular del máximo responsable del Banco de Italia para impedir la entrada en el país transalpino de otros grupos financieros europeos.

La Fiscalía de Milán investiga a Fazio por presunto tráfico de información privilegiada para frenar las ofertas de compra que el banco holandés ABN Amro lanzó sobre Antonveneta y el español BBVA sobre la Banca Nazionale del Lavoro (BNL).

Fazio tomó la decisión ayer por la tarde. Justo cuando el Ejecutivo conservador de Sílvio Berlusconi ya había anunciado que hoy celebraría un Consejo de Ministros especial en el que estaba dispuesto a aprobar una reforma de la normativa que rige la elección y la duración del cargo de presidente del banco emisor.

La renuncia del gobernador se produce después de que el pasado martes ingresase en prisión Giampiero Fiorani, exnúmero uno de la Banca Popolare Italiana (BPI) y amigo de Fazio. La prensa publicó en julio varias conversaciones telefónicas interceptadas, en las que Fazio informaba a Fiorani de detalles referidos a la oferta pública de adquisición (OPA) que lanzó BPI sobre Antonveneta. Aquella OPA tenía por objeto bloquear la que había iniciado el banco holandés ABN para tomar el control de Antonveneta.

Después, la magistratura ha descubierto que Fiorani habría hecho regalos a Fazio, por valor de unos 50.000 euros. El código ético del Banco Central Europeo (BCE) impide a sus integrantes aceptar presentes que superen los 50 o 100 euros.

En los dos interrogatorios a los que ha sido sometido Fiorani, el banquero ha confesado que habían sido sustraídos 200 millones de euros de la BPI para tomar el control de Antonveneta.