Las soluciones simples son el objetivo de BAZUS, una empresa familiar oscense de tradición herrera dedicada a diseñar y desarrollar ideas útiles y únicas para cualquier ámbito industrial. La innovación, su know how, su flexibilidad y la calidad perdurable de sus productos han conquistando no solo a los principales fabricantes mundiales de máquina herramienta, sino también a centros tecnológicos y de investigación y compañías de sectores tan diversos como automoción, aeronáutica, aeroespacio, defensa, medicina o telecomunicaciones. Ubicada en Fonz, cuenta con un centro de I+D en Madrid y está formada por cuatro jóvenes y talentosos ingenieros, dos de ellos pertenecientes a la quinta generación de los fundadores. El pasado ejercicio facturó un millón de euros y exportó el 97% de su producción. De hecho, en los últimos 20 años sus ventas al exterior no han bajado del 85%.

Los orígenes de esta firma aragonesa se remontan a 1810, fecha de la que datan unos documentos de la familia donde consta que un francés llamado Pablo Bazús se casó con una doncella oscense. Desde entonces hasta la actualidad han pasado por la empresa cinco generaciones de trabajadores del hierro, un camino por el que Bazús ha discurrido dando saltos tecnológicos. Al principio sus productos se adaptaban a la demanda, procedente de la agricultura y de oficios rurales.

En los años 60, el padre de los actuales responsables de la empresa comenzó a especializarse en la fabricación de máquina herramienta, que se utiliza para dar forma a piezas sólidas, principalmente metales: tornos, fresadoras, taladros, robots, inyectoras, prensas... La firma oscense fue aumentando de tamaño y por la diversificación geográfica. Esta apuesta impulsó el negocio hasta exportar el 90% de su producción, una cifra que se ha mantenido desde entonces. En torno a la mitad de las ventas al exterior tienen como destino países europeos, sobre todo Alemania y los del norte, mientras que el resto se reparte entre Estados Unidos, Canadá, Australia, Sudáfrica y Asia. En total, empresas e instituciones en más de cuarenta países en todo el mundo emplean sus productos.

En los 90, BAZUS tuvo que adaptarse al proceso de automatización de la máquina herramienta. "Trabajar para mercados punteros tecnológicamente avanzados nos benefició", reconoce Francis Bazús, de 38 años, que lidera la compañía junto a su hermano Pablo, de 40. "Con la apertura de China al mundo, muchas industrias deslocalizaron centros de producción allí, lo que para nosotros supuso una reducción de mercado importante", admite.

La última etapa de la empresa está protagonizada por el desarrollo tecnológico de nuevos productos y patentes. "Nuestra línea de negocio principal es diseñar soluciones a medida para proyectos de investigación cientifica y desarrollo industrial. Nos posicionamos muy bien entre los laboratorios y el boca a boca nos ha funcionado mucho, aunque esto tiene la desventaja de que los clientes no son recurrentes", argumenta.

Reestructuración

Dada su fuerte dependencia del exterior, la crisis llegó a BAZUS antes que a otras empresas menos internacionalizadas, por lo que en el 2007 tuvo que aplicar una reestructuración. "Decidimos cambiar de filosofía y tener mucha cabeza y poco cuerpo para poder centrarnos en el desarrollo tecnológico, así que desde entonces la fabricación se subcontrata a proveedores industriales de la zona", explica Bazús.

Entre sus últimos trabajos más destacados figura una máquina que simula la fuerza centrífuga en las aspas de una turbina de un Airbus, permitiendo rectificaciones en el producto definitivo; o sistemas modulares para hacer reparaciones in situ en plantas de energía situadas en islas, lo que evita tener que enviar la pieza --que suele ser pesada y voluminosa-- al país de origen.

Pero el más especial, por tratarse de un proyecto propio, es Wavecamm, un escáner que detecta objetos ocultos metálicos y no metálicos, materiales explosivos líquidos, drogas en polvo o fajos de billetes sospechosos. A esta novedad añade otras ventajas: no emite radiaciones, puede trabajar de manera automática sin operario y ofrece una baja tasa de falsas alarmas, respetando la privacidad de las personas sometidas a la inspección.

El futuro de BAZUS se antoja halagüeño. "Nuestra intención es mantener la misma estrategia: diversificación geográfica y sectorial, una cuota alta de exportación y afrontar proyectos cada vez más tecnológicamente ambiciosos", concluye.