Hasta el 2007 sólo hablábamos de las primas de riesgo en medios especializados pero en los últimos meses, la prima se ha metido en nuestras vidas. En 1993 ya pagamos primas de riesgo de 500 puntos básicos con Alemania y los tipos de la deuda superaban el 10% y salimos ¿por qué ahora es todo tan complejo?

En primer lugar porque el endeudamiento privado ha crecido exponencialmente. En segundo lugar, lo hemos financiado con ahorro exterior. En tercer lugar, el endeudamiento ha sido global. En cuarto lugar, el euro provocó un intenso proceso de integración financiera pero desde el 2009 estamos renacionalizando el ahorro europeo. Toda esta mezcla explosiva explica que se haya pasado de una extrema accesibilidad al crédito a uno de extrema restricción.

La complejidad favorece el mito y esta crisis comienza a recordar a la novela El Nombre de la Rosa de Umberto Eco. En toda novela hay una lucha entre la razón de Guillermo de Baskerville y la mitología representada por la inquisición.

Aquí la mitología siempre proviene de Alemania que defiende que esto es una crisis fiscal de países despilfarradores, ocultando que ellos nunca han cumplido el compromiso del 60% de deuda pública desde el 1999. El problema es el acceso a la financiación en los mercados y la medicina propuesta: austeridad, intervención y cambio de gobierno empeoran el acceso a los mercados e intensifican la restricción de crédito, la recesión y el aumento de la tasa de paro.

La única solución pasa por: asumir que los griegos no pueden pagar, que el BCE monetice deuda cómo ha hecho la Reserva Federal de los Estados Unidos para frenar el contagio y parar la austeridad fiscal para evitar el riesgo de recesión. Mientras esto no se arregle seguiremos dominados por la mitología y en manos de inquisidores.