El 2017 ha sido un annus horribilis para el campo aragonés. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) estimó ayer que las pérdidas para el sector agrario de la comunidad en este ejercicio han ascendido a 120 millones de euros, debido principalmente a los efectos de la «brutal» sequía (tanto hidrológica como climática) y a las heladas tardías en el mes de abril. Este impacto negativo ha tenido una especial incidencia en la provincia de Teruel, cuyos agricultores han sufrido la mitad de este descalabro económico (60 millones), seguidos de los de Zaragoza (40 millones) y Huesca (20). La crisis de los precios en el sector de la fruta, la «inactividad» del Gobierno de España y la amenaza del lobo al modelo de ganadería extensiva son otros de los problemas que han marcado el ejercicio que ahora se cierra.

El secretario general de UPA Aragón, José Manuel Roche, acompañado por el responsable de organización, Enrique Arcéiz, y el secretario federal del sindicato, Lorenzo Ramos, hicieron ayer balance en rueda de prensa de un año que calificaron como «horrible», «lamentable» y «nefasto», sobre todo por culpa de una sequía que dura ya tres años en algunas zonas de la comunidad.

Prácticamente ningún sector se ha librado del quebranto, según Roche. Así, en el cereal, la cosecha se ha reducido un 33%, con 2,033 millones de toneladas frente a los 2,639 millones del 2016. La peor parte, con caídas de la producción de entre el 40% y el 50%, se la han llevado Teruel y las comarcas zaragozanas de Borja, Daroca, Calatayud y parte de la de Caspe. Huesca, sin embargo, se salva de la quema, con un incremento de la cosecha del 14%.

Realidad «enmascarada» / La situación aún podría complicarse más el próximo año ante la persistente falta de agua y el bajo nivel de los pantanos. «La incertidumbre que tenemos en el campo es tremenda. Vamos camino de unas pérdidas hasta ahora desconocidas», alertó el líder de UPA Aragón.

Sobre el repunte de la renta agraria que arrojan los datos oficiales, Roche señaló que el tirón del porcino «enmascara» la realidad que sufren la práctica totalidad de los agricultores, que han tenido un balance del año «negativo» y «dependen exclusivamente de las ayudas de la PAC».

«Ha sido el peor año que yo recuerdo en mi vida», apuntó en la misma línea el secretario federal de UPA, que situó en 4.000 millones las pérdidas a nivel nacional. Antes esta grave situación, pidió al Gobierno central y las comunidades autónomas que «dejen de mirar para otro lado». Por ello, anunció la próxima activación de un calendario de movilizaciones que confió en poder consensuar con el resto de organizaciones agrarias.

«El Gobierno no puede estar esperando a que llueva para que se resuelvan los problemas», reprochó, al tiempo que pidió medidas en favor de los agricultores como la condonación de riego o de la Seguridad Social y ayudas directas de los programa minimis.

Ramos advirtió asimismo que, como consecuencia del cambio climático, los efectos de la sequía van a persistir en el futuro, por lo que reclamó inversiones al Estado para «comunicar» las cuencas hidrográficas y conseguir así que «el agua pueda fluir de norte a sur y de sur a norte».

En cuanto al debate sobre el futuro de la PAC, Roche se mostró «orgulloso» del modelo «justo y social» que ha propuesto el consejero aragonés de Desarrollo Rural, Joaquín Olona.