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El Día del Trabajador

El Primero de Mayo se erige en la primitiva «línea de defensa de la democracia»

CCOO y UGT logran convocar a cerca de 5.000 personas en la marcha central de Zaragoza para exigir la reducción de la jornada laboral, atajar la siniestralidad y proteger los derechos

Pudiera parecer que venía algo descafeinado este Primero de Mayo en Aragón, con la conflictividad laboral en mínimos en las grandes empresas, acuerdos colectivos o las bajas tasas de paro, pero los sindicatos de clase enarbolaron este miércoles dos banderas combativas que consiguieron remover las calles. La primera, la que lucha por la reducción de la jornada laboral en el camino hacia el pleno empleo con la necesidad de atajar de una vez por todas la «indecente» siniestralidad laboral que se cobró solo en tierras aragonesas 35 vidas en 2023. La segunda, agarrada casi a última hora y con un notable cariz político, la que clama por convertir el Primero de Mayo en «la primera línea de defensa de la democracia», un lema que las centrales mayoritarias (CCOO y UGT) hacen suyo para esa regeneración democrática que quiere impulsar Pedro Sánchez tras sus cinco días de reflexión.

Eso, y que el de este miércoles fue el primer Día de los Trabajadores con el Gobierno de PP y Vox en el Ejecutivo autonómico, por lo que para las derechas fueron a parar buena parte de las flechas sindicalistas. «Los sindicatos fuimos los impulsores de la Transición democrática y de muchos de los derechos que están en nuestra Constitución y no vamos a permitir que nos la quiten. El Primero de Mayo tiene que ser la primera línea de defensa de la democracia», clamó Manuel Pina, líder de CCOO Aragón, admitiendo algunas dificultades con el diálogo social con el actual Gobierno de Aragón.

Por eso aprovechó para pedir el voto para las opciones progresistas en las elecciones europeas «para que no le roben la democracia al pueblo, a la clase trabajadora». «Para avanzar en derechos laborales hay que acabar con la crispación», vino a resumir el líder de UGT Aragón, José Juan Arceiz, que mandó «al rincón de pensar» a los poderes político, judicial y legislativo. Por ahí, por el lado político, se apreció el talante más reivindicativo y combativo de las centrales sindicales, con un discurso más sosegado que en ocasiones anteriores. No hace falta remontarse a los años de la crisis: el mismo 1 de mayo de 2023 se auguraba un otoño caliente para la recuperación del poder adquisitivo mellado por la inflación con aquel lema que rezaba Salario o conflicto.

Una marcha de 3.000 personas según los sindicatos (la Delegación del Gobierno en Aragón eleva la cifra hasta las 5.000) secundó la convocatoria que partió desde la plaza San Miguel hacia el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, donde Manuel Pina, secretario general de CCOO Aragón, y José Juan Arceiz, líder de UGT Aragón, reivindicaron la figura de la representación de los trabajadores como el principal motor de la democracia española bajo el lema Por el pleno empleo: menos jornada, mejores salarios. También se convocaron manifestaciones en Teruel, Huesca, Andorra y Tarazona y hubo marchas alternativas, como la del sindicato aragonés OSTA, que reunió a 200 personas para exigir la creación de un marco de negociación colectiva autonómico, o la encabezada por los sindicatos de corte anarquista (como CNT o CGT, además de un variado abanico de organizaciones).

Pese a los optimistas datos económicos en los que navega Aragón, los sindicatos de clase llamaron a no caer en la «autocomplacencia» de los buenos datos que llevan a la comunidad a casi liderar el país en términos de empleo. Precisamente esa es la «primera prioridad» para el secretario general de CCOO Aragón, Manuel Pina, que quiere alcanzar cuanto antes esa cirfa aúrea del 5% y confía en que «los aumentos de productividad» producen márgenes empresariales suficientes como para abordar ya, «este mismo año», la reducción de la jornada laboral a 38,5 horas semanales para alcanzar las 37,5 horas en 2025. «Hay que recordarle a la CEOE que sus empresas están anotando récord de beneficios y que ahora les toca repartirlos», dijo Pina, que, precisamente, puso todos los focos de la siniestralidad laboral en los empresarios, «los máximos responsables de la prevención y la seguridad en el trabajo» dado que «nadie sale de casa cada mañana para tener un accidente laboral».

Por su parte, José Juan Arceiz subrayó la necesidad de poner en marcha un plan de inserción y de formación destinado a la mujer, a personas los mayores de 52 años y para los migrantes. «Esos tres colectivos copan prácticamente las listas del paro en Aragón», matizó el líder de UGT, subrayando que la única forma de alcanzar el pleno empleo es reduciendo el desempleo femenino, cuya tasa casi dobla al que repercute en los hombres. Por eso ambos líderes sindicales sacaron a la palestra el «necesario» pacto por los cuidados, que calificaron de «pilar fundamental del contrato social».

Industrias

En esta línea del pleno empleo, Arceiz recuperó su talante industrial (fue hasta el año pasado líder de la citada federación en UGT) para exigir la concesión de las ayudas del Perte a Stellantis para que instale en Figueruelas su gigafactoría de baterías y seguir industrializando Aragón. Insistió en que el salario de los trabajadores debe seguir subiendo debido al incremento del precio de los alimentos, suministros e hipotecas. «No puede ser que nos dejemos la piel en las empresas negociando esos incrementos salariales y que las propias empresas hagan una subida injustificada e innecesaria de los alimentos, la energía y de las hipotecas», dijo Arceiz con un encendido discurso.

No se olvidaron tampoco de los conflictos laborales en activo, como el de BSH, que lleva 14 meses en negociaciones, además de otros como el de las monitoras de comedor, el sector del deporte en Zaragoza y en empresas como Esteve Teijin, McPuar, Relax, Fuencampo o Decathlon, donde acusaron ala multinacional de «vulnerar la libertad sindical». También se exigió el fin de todas esas guerras que «dañan a la clase trabajadora más que a nadie», invocando el corte internacionalista que marca el 1 de mayo. 

Los sindicatos de clase estuvieron respaldados por el arco político de la izquierda, con representación de diputados del PSOE e Izquierda Unida. El socialista Darío Villagrasa defendió las políticas progresistas que hacen avanzar el país y lamentó que en el Gobierno de Aragón estén «anidando consejeros y un vicepresidente abiertamente xenófobos, antisindicales y profundamente antisolidarios». Por su parte, Álvaro Sanz (IU) reclamó «cambios profundos» para avanzar en derechos, subir salarios y reducir la jornada laboral y llamó también a «avanzar en democracia» derogando la ley Mordaza. «De nada va a servir si no llenamos de contenido la vocación transformadora de la democracia. Es el momento, es ahora», concluyó Sanz. 

El presidente de CHA, Joaquín Palacín, acudió a la manifestación convocada en Huesca, donde reclamó políticas públicas «para lograr un empleo con salarios dignos, eliminar la precariedad laboral, impulsar medidas para erradicar los accidentes de trabajo y conseguir un marco propio de relaciones laborales en Aragón», en línea con lo exigido por OSTA. n

Así te hemos contado, minuto a minuto, la manifestación del 1 de Mayo en Zaragoza: