La estabilidad del Ayuntamiento de Zaragoza pasa por dejarse de frivolidades. Esa es la única conclusión que se puede extraer de lo ocurrido ayer en el Ayuntamiento de Zaragoza. Con un Partido Popular que decidió convertirse en protagonista para no ser el beneficiario de un fracaso en las negociaciones de los grupos de izquierda municipales, su líder, Eloy Suárez, decidió erigirse en una especie de Esperanza Aguirre zaragozano para agitar la coctelera y llevar la discusión por la gobernabilidad de la ciudad a un extremo todavía inaudito en la capital del Ebro. Salió a la desesperada para plantearle al socialista Carlos Pérez Anadón la posibilidad de proclamarse alcalde mañana en un "acuerdo sin límites" con solo tres condiciones que el propio PSOE ya recogía en su propuesta a Zaragoza en Común para votarle. Y alentado por una respuesta que, sin ser contundente, da más pábulo a quienes creen que la elección de Santisteve es, más que previsible, inevitable.

Están obligados a entenderse para que no gobierne la derecha. Ese era el objetivo en campaña, ese era el motivo de tanta celebración en el PSOE durante la noche electoral pese a perder en las urnas cuatro de sus diez concejales y ese es el objetivo que, en clave nacional, su líder, Pedro Sánchez, le tiene que servir en los próximos meses para desalojar a Rajoy de la Moncloa.

TODO VALE

Pero la negociación en Zaragoza se había convertido ya en un todo vale con reuniones en la calle, riñas por no descolgar, cruces de egos y miedos sobre quién debe llamar a quién y encuentros que no suman pero inquietan al contrincante. Y en ese contexto Suárez vio que era su momento.

Así que se dirigió, pasadas las 9 de la mañana al despacho de Pérez Anadón en la planta noble de la casa consistorial. Para explicarle, en solo 15 minutos, por dónde pasaba la panacea de la estabilidad. El socialista solo tendría que comprometerse a bajar el IBI, a mantener compromisos e inversiones ya iniciadas --la cesión de La Romareda, intocable, claro--, y a revisar el plan intermodal de transportes como ya aprobó por unanimidad el pleno en el último debate sobre el estado de la ciudad. Ni el tranvía estaba entre los requisitos para ser el alcalde del gobierno con menos concejales electos de la historia del ayuntamiento.

Y con esa oferta se plantó ante los medios de comunicación. Para explicar que le había planteado un acuerdo que va más allá de la investidura, sino "de un gobierno estable que tiene que generar empleo", que en realidad las urnas lo que han dicho es que "la sociedad es moderada", que hay que alejarse de "partidos que no respetan la Constitución y el principio de legalidad" y que es por eso que le pide que "esté a la altura de las circunstancias". "No partimos de nada, estamos dispuestos a hacer ese esfuerzo", añadió. ¿Y cuál es? Básicamente lo resumió en una frase: "Si la gobernabilidad pasa por que el alcalde sea Carlos Pérez Anadón, ningún problema. Que piense en los problemas que hay que resolver".

NUEVAS INCÓGNITAS

Un ofrecimiento que dejaba tras de sí nuevas incógnitas. Suárez se lanza al ruedo en el penúltimo día de posibles negociaciones y, pese a ser la lista más votada, nunca antes se dirigió al PSOE. ¿Por qué? "Alguien decidió liderar ese proceso de negociación, pero la ciudad ha votado moderación y las fuerzas son más que las que están en los extremos", replicó. ¿Por qué ahora? Por garantizar una estabilidad que la izquierda no logra garantizar. ¿La presidenta del partido en Aragón, Luisa Fernanda Rudi, le apoya? Según aseveró, al completo. ¿Ella seguirá su ejemplo con Javier Lambán? "El escenario no se parece en nada", respondió.

Así que la pelota quedaba en el tejado del socialista Pérez Anadón, un día antes de que Javier Lambán reúna a la ejecutiva regional del PSOE para decidir qué votar y con comentarios tan intencionados en los pasillos como que Juan Alberto Belloch ya habría firmado ese ofrecimiento por ser alcalde. Pero el nuevo líder municipal de los socialistas no se parece a él, y lo saben, ni en rebeldía con las directrices orgánicas ni en estrategias personales que puedan contravenir la hoja de ruta del grupo a nivel nacional, siendo además miembro de la federal socialista.

Así que no rehuyó el órdago y contestó con más estrategia. La suya, la propia, la de no generar falsas expectativas pero sin abandonar la inquietud que el propio Suárez le habría proporcionado a Zaragoza en Común. A dos días de elegir alcalde, una buena dosis de incertidumbre siempre viene bien y de eso, él sabe un rato largo. El PP le ha acusado durante cuatro últimos años de esperar al último mintuto para resolver conflictos y ayer Suárez jugó a parecérsele.

Pero él sacó partido a esa jugada de Suárez para alardear de la "centralidad" que representa el PSOE en Zaragoza. Con seis concejales, sí, pero necesario. Para la izquierda y la derecha. Desde esa minoría relevante, le respondió que esa posibilidad ser alcalde ni lo contempla y que seguirá "trabajando para que la estabilidad esté en un gobierno progresista".

Pero no desaprovechó la oportunidad para recordarle a Pedro Santisteve la "lealtad" con la que está actuando, su pesar porque este solo quiera un acuerdo de investidura y "eso no es un acuerdo, es un fallido" y que será la Ejecutiva regional la que decida hoy qué hacer. Mantiene la duda.

Por parte de Chunta, Juan Martín, fue más gráfico. Tras pedir "disculpas a los ciudadanos" por el "espectáculo bochornoso" que se le está ofreciendo, recordó que esta última vuelta de tuerca tiene "cuotas de responsabilidad" por dejar espacio suficiente para que aterrice el PP con "ganas de enredar porque le importa un carajo la institución y porque le han dejado hueco". "No daré más pábulo a astracanadas de nadie ni echaré más leña a esta hoguera de las vanidades", pero le recordó a Santisteve que todavía no hay negociación y sus militantes votan hoy.

Cerraba la ronda el principal afectado del órdago del PP: Pedro Santisteve. Este definió el intento de Suárez como "una torpe maniobra desestabilizadora que intenta conseguir lo que no ha logrado en las urnas", lamentó la "tibieza" en la respuesta de Anadón y se mostró confiado en que PSOE y CHA sumarán al "proceso de cambio". No hay tiempo para frivolizar.