El ‘gamer’ incomprendido

(Daniel Uribe, La Salle Montemolín)

Lo difícil que es ser gamer y disfrutar de que la gente no te diga que eres un friki o cosas por el estilo. Hay estudios científicos que afirman que juegos como Geometry Dash o Call of Duty mejoran los reflejos del usuario al tener que reaccionar rápido ante algo que posiblemente le pueda matar.

Muchos adultos piensan que los videojuegos están fastidiando la vida de los más jóvenes, pero yo no pienso así, pienso que los adultos también se equivocan aunque no lo reconozcan y piensen que todo lo que hacen está bien y tienen la mente cerrada hacia nuevos métodos de enseñanza. No siempre es necesario aprender estando en clase.

Yo, por ejemplo, aprendo más inglés hablando por Skype en una partida con jugadores ingleses que en las propias clases de inglés del colegio, y nos entendemos mutuamente en un lenguaje sencillo.

O, por ejemplo, también hay juegos donde puedes diseñar tus propios niveles y practicas la simetría y la decoración.

Un bucle sin retorno

(Diego Sorrosal, La Salle Montemolín)

Sábado, 20 de enero. 7 de la tarde. Se estropea el router de fibra óptica y nos quedamos sin wifi y televisión. Llamo al número de atención al cliente y una señorita muy amable con voz de lata me saluda y me empieza a dar explicaciones: pulse uno para contratar una línea, pulse dos para dar de baja el servicio, pulse tres... y así hasta el número no me acuerdo cuál. Me hago un lío, cuelgo y vuelvo a marcar con la intención de estar más atento. La misma señorita vuelve a saludarme y empezamos otra vez. En esta ocasión ya me entero de que debo marcar el número cinco. Lo hago y vuelve a ofrecerme una lista de opciones. Y así, hasta tres veces. Después de 15 minutos cuelgo aburrido y sin resolver el problema.

No puedo entender porqué sustituyen a los operadores humanos de los servicios de atención al cliente por un servicio automático que casi nunca resvuelve nada y que solo consigue poner nervioso y enfadar al que llama.

Un cliente que paga quiere recibir soluciones a sus problemas, y que se le trate bien y de forma personalizada. Eso solo se puede hacer de persona a persona, y no hablando con un contestador. Además de ofrecer un peor servicio, se están eliminando puestos de trabajo.

Estos sistemas terminan perjudicando a la empresa que los usa por la mala imagen que de ella se lleva el cliente.

Así que, la próxima vez que vaya a contratar algún tipo de servicio de telefonía, internet o teléfono móvil, me aseguraré de que puedo solucionar cualquier cosa en una de sus oficinas con gente de verdad para no sentirme ridículo y perder el tiempo hablando con un robot.