«Una exposición de libros en la que lo importante no son los libros», así definió Eduardo Giménez Burgos, director de la Escuela del libro; la exposición El arte de la encuadernación, estrenada el pasado martes en el centro Joaquín Roncal, y que recoge el trabajo de 27 estudiantes de la escuela sobre más de un centenar de volúmenes.

Esta muestra repartida en cinco bloques (Encuadernación clásica, Restauración, Encuadernación Contemporánea, Encuadernación japonesa y Libros de Autor), que busca enseñar de «forma divulgativa» los entresijos de este arte casi olvidado, está financiada por la asociación Aragón-Japón, cuya presidenta, Kumiko Fujimira, es alumna de la escuela desde hace años. «No me había interesado por la encuadernación japonesa hasta que llegué aquí» indicó Fujimira, que alabó la labor de Giménez como profesor de la escuela.

«Esta exposición es una recopilación de los mejores ejemplares realizados a lo largo de diez años de trayectoria, se trata de un trabajo de artesanía fascinante y divertido con el que los alumnos se lo pasan muy bien» indicó Giménez, que hizo hincapié en que su labor como docente se había limitado a «mostrar a los alumnos las infinitas posibilidades de este mundo», y que son ellos los que se merecen reconocimiento por la exposición.

Ya sea en madera, piel, ante o papel, la muestra cuenta con infinidad de volúmenes curiosos, como una colección entera de libros en miniatura, varias vitrinas en las que se muestran volúmenes antes y después de ser intervenidos, un libro encuadernado por una niña de siete años cuya madre es alumna de la escuela, o un ejemplar destinado a ser manipulado por los visitantes con las diferentes capas de encuadernación recortadas para poder visualizar las diferentes fases del proceso.

Así mismo, Giménez ha querido hacer un llamamiento al rescate de esta labor artesana. «Pese a los rumores de la desaparición del libro el papel no para de reinventarse, actualmente se están publicando más ediciones limitadas e ilustradas que nunca, ejemplares que precisan de este trabajo artesanal de encuadernación» indicó el director, que desmontó el mito de que a pesar de que la mayoría de encargos que tiene la empresa son restauraciones de volúmenes antiguos, los verdaderos retos de los alumnos corresponden a los libros contemporáneos.