Cuando Víctor Moreno (Santa Cruz de Tenerife, 1981) se trasladó a Madrid para estudiar optó por vivir en el centro. Era raro el día que no pasaba por delante del edificio España, mole de hormigón (117 metros) ubicada en la Gran Vía con la que el dictador Franco quiso demostrar que podía hacer grandes cosas, y en la que en los años 90 residieron jóvenes cineastas recién llegados a la capital; como Álex de la Iglesia. Otro ilustre vecino, Iván Zulueta, grabó varios cortos entre sus paredes. Años más tarde, los propietarios del bloque decidieron demolerlo por dentro y conservar la estructura. Fue entonces cuando Moreno, convertido ya en documentalista, pensó que allí había material cinematográfico.

En el 2007, tras pedir los permisos necesarios, Moreno cogió su cámara y permaneció "empotrado" durante seis meses con los obreros que vaciaban la emblemática construcción. Moreno encontró una torre de Babel: centenares de operarios de América Latina, África subsahariana, países del Este- Son ellos los protagonistas de Edificio España, un documental que "derrocha humanidad" y que pretende "hacer de lo ordinario algo extraordinario".

Con más de 200 horas grabadas, Moreno está ahora en pleno proceso de montaje. El objetivo de la productora (Zentropa Spain) es presentar la película en el Festival de Berlín antes de que llegue a las salas. Aunque a primera vista Edificio España pueda recordar a En construcción, de Guerin, Moreno deja claro que ambas cintas no tienen mucho que ver. La suya, destaca el documentalista, es una película "más coral" que rinde homenaje a los obreros, al esfuerzo colectivo. "Pasaban allí muchas horas trabajando. Cada uno venía de un país diferente. Los que no hablaban castellano, se esforzaban en hacerlo. La película habla del entendimiento entre culturas", subraya el cineasta.

Constancia histórica

Moreno deja claro que su película no es un documental sobre el edificio España, sino un filme "que deja constancia sobre un periodo histórico". "Me gustaría que los espectadores se sintieran mejores personas al verlo. A mí, desde luego, me ha transformado. Los obreros me han dado una lección", concluye.

Moreno no descarta realizar otro documental que cuente, esta vez sí, qué es el imponente edificio España. Sobre todo, qué fue. Y ¿qué fue? Pues el no va más. Cuando los hermanos Otamendi lo terminaron en 1953 lo llamaban "el edificio del taco". Todos los que pasaban a su lado decían una palabrota al ver sus 25 plantas, llenas de centenares de oficias y tiendas, casi 200 apartamentos, una piscina en la azotea, una treintena de ascensores, el hotel Plaza...

En el libro La bestia anda suelta, el crítico y escritor Marcos Ordóñez reconoce que estuvo media hora perdido en sus pasillos antes de encontrar el apartamento del cineasta vasco que, como todos, tenía la puerta de roble macizo y un farolillo de hierro. En aquella época, los vecinos hablaban del fantasma del edificio: un hombre de 80 años: "Decían que era alemán y que prestó servicios a Franco", cuenta Álex de la Iglesia en el libro.