Los residentes en la avenida Cataluña y su entorno volvieron a manifestarse el pasado 19 de abril para pedir, una vez más, la cesión de la vía y su reforma integral para convertirla en una vía 100% urbana, algo que llevan reclamando desde hace 30 años.

En tono irónico, el presidente de la Asociación de Vecinos Gaspar Torrente de Santa Isabel, José Carlos Faro, leyó un manifiesto con sus peticiones entre las que figura también la mejora de la movilidad en la zona.

Y es que Fomento todavía no ha movido ficha para ceder esta parte de vial nacional al Ayuntamiento de Zaragoza y, según critican los vecinos, el consistorio tampoco está haciendo nada. Mientras, en Sevilla el ministerio cedió viales por valor de 13 millones de euros el pasado mes de marzo, lo que no ha hecho más que acrecentar las críticas a las instituciones aragonesas y recuerdan que la cesión de la avenida Cataluña está cifrada en 1,2 millones.

La marcha comenzó a las 11 de la mañana en Santa Isabel y los vecinos recorrieron la carretera a golpe de pitos y eslóganes hasta llegar al puente del ferrocarril. La actitud fue en todo momento optimista; y se hicieron oír. "Las cosas van a cambiar y van a ir a mejor", dijo Ramiro Gil, presidente de la Asociación de Vecinos Ríos de Aragón.

En la misma manifestación, los presentes criticaron la "merma del servicio" de autobús de la línea 32 y volvieron a lamentar la desaparición de la línea 45. "Han hecho tímidos arreglos en los vehículos pero siguen incumpliendo las frecuencias", dijo Faro, que denunció la pérdida de calidad del servicio. De hecho, fueron varios los trabajadores de Autobuses Urbanos de Zaragoza (Auzsa) los que se sumaron a la protesta y, micrófono en mano, admitieron que los actuales horarios no permiten dar a los usuarios un servicio "digno".

También volvieron a pedir que se cumpla la moción aprobada en el pleno municipal de febrero de este año donde se acordó prolongar la línea del 21 desde la plaza Mozart hasta la avenida Real Zaragoza, en Santa Isabel.