El arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, bendijo el domingo 7 de junio, festividad del Corpus, la primera piedra de la que será la futura parroquia de San Ignacio-Clemente Delgado en Valdespartera, ubicada en la plaza Mary Poppins del barrio. El templo, que se prevé que esté listo en ocho meses, incluirá dependencias para la pastoral y viviendas para sacerdotes, para sustituir a la actual iglesia del paseo de los Olvidados, que "se ha quedado pequeña", indicaba el párroco, Rubén Ruiz.

El sacerdote y los alrededor de 200 fieles que se congregaron en la ceremonia de bendición, junto al arzobispo, agradecieron al vicario general y deán del Cabildo Metropolitano, Manuel Almor, ya que la institución se hará cargo de la financiación de las nuevas instalaciones, con motivo de la conmemoración del 1975 aniversario de la venida de la Virgen del Pilar. La iglesia la construirá Acciona según el proyecto del arquitecto Joaquín Madrazo, que estuvo presente en la cita, junto al secretario canciller del Obispado, Joaquín Aguilar.

Esta celebración se vio enturbiada por los silbidos de un puñado de vecinos, que, desde los bloques de las dos avenidas que rodean la plaza --Los Olvidados y Un americano en París-- silbaron durante buena parte de la homilía. También gritaban "más colegios y menos iglesias" (uno colgó un cartel con el mismo lema), en un pequeño boicot que fue contestado por alguno de los feligreses.

FAMILIARES

Entre los asistentes a la bendición de la primera piedra del templo estaban algunos descendientes --en quinto grado-- del santo que da nombre a la parroquia, Ignacio-Clemente Delgado y Cebrián. El santo nació en 1762 en Villafeliche, y estudió en los Dominicos de Calatayud. A los 23 años se fue de misionero al sudeste asiático, y acabó en Tonking --la actual Vietnam--, donde en 1838 fue condenado a morir decapitado. Acabó por fallecer por las altas temperaturas, pero fue igualmente decapitado, y su cabeza arrojada al río. De allí la rescataron tres meses después, incorrupta, los cristianos.

En el acto de la primera piedra fueron enterrados, a modo de cápsula del tiempo, diversos objetos, como la copia de las Escrituras, copia del proyecto de obra, una cinta de la medida de la Virgen del Pilar, periódicos del día, monedas, fotos de la parroquia o el listado de niños bautizados.