La campaña electoral para las elecciones municipales y autonómicas del próximo día 27 es una excelente oportunidad para cambiar el rumbo del asfixiante debate político en España y volver la mirada hacia los asuntos que de verdad interesan a los ciudadanos. El clima crispado de la legislatura que arrancó el 14 de marzo del 2004, tres días después de la matanza de los trenes en Madrid, ha crispado hasta el extremo en estos tres años las relaciones entre el Gobierno y la oposición y ha llenado de ruido y de aspereza editoriales, artículos de opinión y tertulias radiofónicas. Y lo que es peor, ha rebajado a límites hasta ahora desconocidos el prestigio de los dirigentes políticos. Ahora, en esta campaña, tienen una excelente oportunidad de mostrar otra cara ante la ciudadanía: la de personas capaces de ofrecer proyectos ilusionantes para municipios y comunidades autónomas o soluciones imaginativas para problemas reales que de verdad preocupan a la gente.

CLIMA APARENTEMENTE SERENO En Aragón las previas de la campaña han transcurrido en un clima sereno aunque algo crítico. Existe la percepción de que los partidos se observan de reojo para que nadie traspase la delgada línea que separa estos días lo institucional de lo electoral. Salvo algunos casos polémicos puntuales, el ambiente político parece lo más propicio para facilitar un debate sereno de modo que las ideas, los proyectos y las ofertas de los partidos lleguen al al gran público. Sin embargo, esta calma puede ser solo aparente pues resultará inevitable pasear en campaña algunas frivolidades políticas, como el censo engordado casi con nocturnidad en Ricla, algún candidato rechazado incluso por el Tribunal Constitucional (como es el caso del que encabeza la lista socialista en la localidad turolense de Escucha), las acusaciones de clientelismo político en algunas listas el PAR, o el vuelco que ha sufrido la lista del PP en Calatayud, por citar solo unos ejemplos.

A LA CONQUISTA DEL TERRITORIO Lo que está en juego el próximo domingo 27 es el control político en los 732 municipios de Aragón. Todos los partidos han hecho un considerable esfuerzo para estar en la práctica totalidad de los pueblos, donde arranca el hilo con el que se tejerá el complejo entramado institucional de los ayuntamientos, los consejos comarcales y las tres diputaciones provinciales. Los grupos han hecho un despliegue sin precedentes, hasta el extremo de que en algunos pequeños núcleos, donde todo el mundo sabe quién es quién, se han elaborado listas fantasma con nombres extraños a los que ni siquiera se les puede adjetivar de cuneros. La cuestión es estar, de ahí que se haya multiplicado la oferta. Si logran entusiasmar a la ciudadanía, la equivalencia calidad-cantidad será perfecta.