La reciente decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de aumentar el número de inspectores que controlen la ejecución de los trabajos realizados por las contratas municipales parece que tiene todo el sentido. Se han comprobado los desfases en algunas de ellas que, como FCC, facturan trabajos no demandados y no completan los que figuran en el pliego. Ahora se conoce que esta aún adeuda al municipio 2,5 millones que iba a invertir en 2014. Está claro que hay que vigilar a las concesionarias para que cumplan. Porque sin gastar aquel dinero, la empresa ya se benefició al ganar el concurso gracias a ello.