Las declaraciones ayer del alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, en relación con el encuentro pendiente con el presidente aragonés, Javier Lambán, siguen evidenciando la distancia y los recelos que existen entre ellos. Con grandes asuntos bilaterales que afectan a las instituciones que ambos dirigen (ley de capitalidad o presupuestos, entre otros) los dos líderes están obligados a entenderse y a hacer esfuerzos por mantener unas relaciones acordes con la representatividad que ostentan. Lo público supera en importancia a lo personal.