La unificación de centros de salud mental en Zaragoza ha vuelto a abrir un nuevo frente de conflicto en la Consejería de Sanidad, que arrastra críticas continuadas en muchos de los procesos que gestiona. Se pretende aglutinar en Valdespartera y en Sagasta distintos espacios hoy repartidos en los barrios de la ciudad. Según el consejero Ricardo Oliván, con la aquiescencia y hasta la planificación de los profesionales de la Psiquiatría, sin embargo, algunos de estos tienen planteamientos distintos ante la medida y apuestan porque los enfermos se mantengan en su entorno como un elemento favorable a su terapia. Las familias, mayoritariamente también defienden la continudad de los centros de atención actuales y desgranan los inconvenientes --a ellos y a los enfermos-- que les generará los desplazamientos y el cambio de personal. Si criterios médicos y de planificación así lo aconsejeran podría explicarse la medida y quizá hasta ser entendida, el problema es que la consejería acumula un sinfín de decisiones que afectan a la calidad del servicio y los afectados, los usuarios de una sanidad que se degrada, no le conceden credibilidad.