La primera víctima de la municipalización de servicios de gestión privada emprendida por varios ayuntamientos será el empleo, porque es muy improbable que un antiguo contratista ceda sus activos y porque Hacienda no permitirá trasvases de empleo que supongan más gasto, concluía el I Foro de Servicios Públicos celebrado en octubre. Si digo municipalizar es porque difícilmente se pueden remunicipalizar servicios que nunca han sido municipales. Ya disculparán el juego de palabras, pero es que me niego a compartir la falta de rigor conceptual del alcalde Santisteve y su equipo. Falta de rigor en casi todo, porque el 28 de enero pasado el concejal Cubero decía en eldiario.es que el servicio del 010 saldría un 29,3 % más caro si se aplicaba el convenio municipal a las trabajadoras, y el 29 de noviembre decía que no, que saldría un 45% más barato, de lo que se deduce que no tiene ninguna intención de municipalizar los catorce salarios. Y la pregunta es: ¿cómo un equipo tan reducido ha podido colapsar la negociación de los presupuestos de Zaragoza? Pues porque, en principio, estas catorce trabajadoras -muy eficientes y muy mal pagadas, dicho sea de paso— serían perfectamente asumibles por la gran plantilla municipal pero abrirían la puerta a funcionarizar a todo aquel que trabaje para el ayuntamiento desde una empresa privada. Solo a modo de ilustración para el señor Cubero, secretario general del Partido Comunista de Aragón: fueron los concejales comunistas los que empezaron a privatizar servicios del Ayuntamiento de Bolonia en los ochenta. Práctica que aún perdura.

*Periodista