CIUDAD: Parques y jardines

José Luis Muro Cornago, Presidente comité FCC Parques y Jardines Zaragoza

Numerosas quejas sobre la precariedad y el deterioro que sufren las zonas verdes de Zaragoza vienen siendo noticias habituales. Árboles secos, sin podar o en mal estado, papeleras llenas, contenedores sin recoger, alcorques vacíos y peligrosos, juegos infantiles descuidados y un sinfín de críticas reflejadas en periódicos, radios y conversaciones cotidianas de los vecinos y vecinas de Zaragoza durante los últimos años.

Ante este hecho innegable, el gobierno municipal aprueba un nuevo pliego de condiciones, que sacará a concurso público, recortando un 15% del presupuesto anterior y duplicando la superficie a mantener. Pliego que no acabará con el deterioro y precariedad que sufren las zonas verdes de nuestra ciudad.

Hechos que ponen de manifiesto la pésima política que viene ejerciendo el gobierno de Zaragoza en el área de parques y jardines. Políticas que vienen reflejadas por la externalización a manos privadas de los servicios públicos que gestiona el ayuntamiento. Políticas que conllevan un continuo deterioro de los servicios públicos y precariedad en las condiciones laborales y sociales de los trabajadores y trabajadoras. El gobierno municipal ha vuelto a perder una ocasión de oro para ejecutar políticas de izquierdas, por y para los ciudadanos y trabajadores de esta ciudad, pudiendo haber creado puestos de trabajo o haber facilitado la creación de un ente público que gestione las zonas verdes de Zaragoza.

Para terminar me pregunto, ¿los que han realizado el nuevo pliego de las zonas verdes son conscientes de la situación de los parques de Zaragoza? Preguntas que quedarán en el aire y seguramente no produzcan reflexión alguna entre los gobernantes, pero que seguirán en nuestras mentes cotidianamente.

SOCIEDAD: Como los corderos

Enrique Capdevila Palud, El Burgo de Ebro (Zaragoza)

Desde hace bastantes años, cuando nuestros próceres y gurús económicos comenzaron a enviar mensajes con los que mostraban el camino que nos aseguraba la consecución de cuantas metas nos propusiéramos, sin apenas esfuerzo, les creímos y les seguimos como los corderos siguen al pastor. Nos prometieron la felicidad a coste cero. Readaptaron los pasajes bíblicos del maná y de los panes y los peces a los tiempos modernos en forma de espectaculares y superfluas obras, subvenciones infinitas y gastos colosales mientras nos ocultaban su coste real. Les creímos y les seguimos como los corderos siguen al pastor. Cegados por el brillo del futuro que nos mostraban mientras engordaban sus inmensos bolsillos, callamos y tratamos de instalarnos en el Edén eterno que nos prometían. Sin darnos cuenta nos empezamos a hundir en el barro, pues al tratar de alcanzar con las manos la utopía que nos presentaban, nuestros pies removían cada vez más el fango. Aún así les creímos y les seguimos como los corderos siguen al pastor. Solo ahora que el cieno alcanza nuestras gargantas hemos comenzado a balar de forma discreta reclamando la salvación que tal vez no sea posible pues comienza a caernos encima la losa de la realidad. Únicamente aquellos que han movido los hilos están a salvo de ahogarse ya que han construido un barco que les permite salir indemnes mientras reparten golpes con los remos sobre nuestras cabezas. Quizá ya sea tarde para romper el silencio de los corderos.