En época de crisis existe mayor contraste en aquellos productos que aportan mayor rentabilidad económica. Mientras que en los momentos de bonanza la inversión y los beneficios afloran cual flores en primavera y todo parece que es buen negocio. Cuando la economía y la producción cae en picado, casi nada se salva de la inanición, pocas cosas son seguras a la hora de invertir (aquellos que puedan, claro), una es la inversión en obra artística. Se ha visto en la venta de La esclusa del pintor inglés John Constable (1776-1837) que el barón Heinrich von Thyssen adquirió en 1990 por casi 13 millones de euros y ahora se ha vendido en Londres en una subasta de ChristieIs por 28 millones de euros, es decir, le ha dado un beneficio a su propietaria Carmen Cervera de 15 millones, no está nada mal, también es cierto que estamos hablando de valores seguros, pero para que esto se produzca, mecenas e inversores apoyaron el trabajo de estos artistas que a la larga, como se ha visto, además de dar liquidez a quién lo vende, los museos que los alberga proporcionan a muchas ciudades levantar el vuelo por la economía que generan. La inversión en arte siempre ha sido rentable con momentos de mayor o menor cotización, porque difícilmente pierde el valor que se le otorgó. La ley de mecenazgo anunciada por el gobierno de Rajoy se espera con gran expectación, deseamos que sea una ley que fomente una nueva cultura de mecenazgo en la sociedad civil y sea tan eficaz como la que funciona en Francia que, en 11 años de su funcionamiento, ha visto aumentada la recaudación en asuntos culturales en un 350%, si se diera el caso, en España, la pregunta no se haría de esperar, ¿dónde lo invertirían?

Pintora y profesora de C.F.