Un castillo hinchable, concebido como una instalación dedicada al ocio y a la diversión de los más pequeños, se convirtió el pasado domingo en una artefacto mortífero a causa de un accidente que causó la muerte a una criatura de 6 años y dejó heridas a seis más en un restaurante de un pueblo de Gerona. Al drama familiar y a la conmoción general que despierta un suceso de esta naturaleza, le sigue necesariamente una exhaustiva investigación para esclarecer las causas y fijar responsabilidades. A falta de las conclusiones del peritaje policial en marcha puede haber posibles irregularidades administrativas. Para la instalación de este tipo de aparatos se exige el certificado de un ingeniero que debe conceder el ayuntamiento o una entidad colaboradora de la Administración, lo que garantiza su correcto montaje y funcionamiento. La norma incluye cualquier instalación que aunque se encuentre en un recinto privado sea de uso público. De hecho, en Casetas, la autoridad intervino ante un artefacto de estas características que no estaba anclado con la seguridad que requería. Una intervención que pudo evitar males mayores.

El drama del municipio de Gerona debe servir de dura advertencia para quienes gestionan este tipo de actividades infantiles. Cuando se trata de garantizar su seguridad todas las medidas de control y vigilancia han de ser pocas y deben extremarse. No hay atajo que valga y menos aún cuando la vida de unos niños está en juego. El precio es insoportablemente alto.

Aprobar bien entrado mayo unos presupuestos referidos al año en curso no parece una acción ajustada en el calendario. Pero en el caso de la comunidad aragonesa la luz verde dada ayer por las Cortes provoca, pese a todo, una inevitable sensación de alivio. Por fin se ha acabado esa extraña e incomprensible negociación que ha consumido medio año para acabar desembocando en una propuesta contable que combina la implacable realidad de unos ingresos limitados con la necesidad de ampliar al máximo el gasto social. El resultado último no está mal, pero conseguir algo tan previsible jamás debiera haber llevado tanto tiempo.

Lambán puede avanzar en su acción de gobierno, siempre y cuando su gabinete esté preparado para acelerar al máximo la ejecución de inversiones. Si no, el ejercicio apenas dará de sí. Y encima, Podemos, el principal responsable de tantos meses mareando la perdiz, advierte que no aprobará el presupuesto del 18 si no tiene contenidos más sociales. Con esta actitud, el partido que lidera Echenique da otra vuelta a la interminable rosca de sus inaprensibles aspiraciones.

Pero ya tenemos presupuestos. Felicidades.