Estamos asistiendo a la consolidación conjunta en el primer equipo del Real Zaragoza de un grupo de jugadores macerados a fuego lento en los fogones de la Ciudad Deportiva. Ni uno ni dos ni tres. Cuatro. Un sólido afianzamiento de una camada de chicos de corazón zaragocista y que han transitado por todas las etapas en las categorías inferiores del club hasta acabar moldeados con las manos de César Láinez y frente al toro de la Segunda gracias a la alternativa que les ha ofrecido Natxo González.

Pombo, Guti, Delmás y Lasure ya no son proyectos sino realidades. El Real Zaragoza tiene con ellos a cuatro jugadores de pleno derecho de la plantilla, con un espacio justo ganado por rendimiento. Recoge además los frutos de una inversión a largo plazo y dispone de un atractivo valor de mercado, que ahora es uno y que en el futuro será el que determine el nivel futbolístico que sean capaces de alcanzar.

La SAD no tiene previsto negociar por ninguno en caso de interés de algún club y se remite a sus cláusulas de rescisión. En el pasado, la actual propiedad ya tuvo que vender a Vallejo (5,1 millones) y Darío Ramos (900.000 euros) al Real Madrid, a Millán al Villarreal (350.000) o a Rico al Leganés (en torno al millón). Si estos chicos siguen creciendo, el club otra vez se volverá a encontrar frente a esa situación de muy difícil equilibrio.