Apoño no le va a decir a Manolo Jiménez lo que tiene que hacer, pero no se calla ni una. Suelta lo que piensa sin más pausa que la sinceridad, lo que le hace genuino por no ajustarse a los tópicos y a las frases hechas para salir del paso. A él le gusta jugar en su sitio, "de mediocentro" y opina que el Real Zaragoza puede actuar con dos delanteros "porque siempre que lo hemos hecho el equipo ha salido reforzado".

El centrocampista estima como persona y futbolista a su amigo Carlos Aranda. "Marca diferencias. Desequilibra y tiene un buen último pase". Eso sí, puntualiza que si se hace un planteamiento con dos puntas "el resto del equipo debemos ayudar más en defensa", dice Apoño, quien considera que la sociedad que forma con Movilla no la única clave del buen momento del equipo. "Que estemos bien es importante, pero lo trascendental es que funcione el grupo".

Las críticas las digiere mejor cuando "juego en mi posición", explica, "que es la de mediocentro. Mi obligación es jugar donde me ponga el míster, pero él sabe dónde esté en mi puesto. Si lo hago en otro lugar, tengo una excusa". Lo que aborrece es ver los partdos desde el banquillo. "Cuando no juego se me nota que no estoy contento".

La experiencia le dice que es mejor ser cauto y no incitar a un optimismo exagerado "porqe todavía no hemos hecho nada. Tenemos 15 puntos y estamos en una buena dinámica, pero cuanto más euforia, más grande es la ostia que te puedes meter", reflexiona Apoño.

El partido del Celta lo ve "clave" por la importancia de ir avanzanzo hacia una zona más cómoda, si bien observa a los celestes como un rival "difícil que trata muy bien la pelota y cuenta con un jugadorazo como Iago Aspas". Y avisa: "Vienen equipos de nuestra Liga y hay que ponerse la pilas. En Madrid y Barcelona jugamos bien, pero no sobró. De esos partidos se puede extraer algo positivo, que el equipo sabe a lo que juega".