-¿Qué hace ahora?

±Estoy en el Andorra de Tercera División con los porteros y llevo cuatro o cinco años coordinando la formación de los porteros en el Amistad.

-¿Marca mucho haber sido deportista de élite y en casa?

±Ser jugador de élite te cambia toda la vida. Mi manera de pensar, de ser, tiene que ver con el fútbol y con el Zaragoza. Estoy orgullosísimo del Zaragoza porque lo ha sido todo, me lo ha dado todo. Estoy feliz con todos los entrenadores que tuve, y tuve tres o cuatro años muy buenos.

-¿Siempre fue portero?

±En el colegio no había fútbol y jugaba a balonmano. Era jugador, pero un día faltó el portero, me puse yo y se me daba bien. El primer equipo por el que firmé fue Maristas. Faltaba el portero y todos me animaban a que me pusiera. Yo prefería ser jugador y les dije: `bueno, cuando fichéis algún portero ya me quitaré'.

-No se quitó y no tardó en llegar a la Ciudad Deportiva.

±De Maristas pasé al San Antonio, estuve también en la selección aragonesa y, al segundo año de juveniles, me fichó el Zaragoza, primero el juvenil y luego el Deportivo Aragón. Cuando fiché por el Zaragoza le dije a mi padre: `por mí no va a ser. No sé si llegaré a Primera, Segunda o Tercera, pero por trabajar y luchar no va a ser, lo voy a pelear al máximo'. Era mi pasión y mi mayor ilusión.

-¿Recuerda su debut con el primer equipo?

±En mi último año en el Deportivo Aragón no logramos subir a Segunda B, ascendió el Endesa de Andorra. Allí estaba Pedro Lasheras, recientemente fallecido, y entre él y Avelino Chaves me convencieron. Llegamos a un acuerdo, entrenaría dos días con el Zaragoza y dos con el Endesa y el club me podía recuperar cuando hiciera falta. Los domingos jugaba con el Andorra. Hasta que en febrero un día me dijeron que tenía que ir con el Zaragoza ese fin de semana. Jugábamos contra Las Palmas. Compartí habitación con Juan Morgado y vino Leo Beenhakker por la noche y me dijo 'Porteri, ¿qué tal?' Yo le contesté: `feliz de estar aquí'. Se había lesionado Irazusta, estaba Zubeldia de segundo. Pero yo le gustaba y me dijo, `mañana a jugar ya'. Y estuve ocho años en el primer equipo.

-¿Cómo de c l a v e f u e Leo Beenhakker?

±Fue fundamental. Que llegue un entrenador y te dé esa confianza... Los dos días que iba a la Ciudad Deportiva a entrenar, que estaban Irazusta y Zubeldia, me dejaba la vida, lo daba todo.

-¿Por qué le gustó al holandés?

±A Beenhakker le gustaba el portero libre y yo le gustaba porque era rápido saliendo, ágil. Yo le decía: `míster, que jugamos con la defensa muy adelantada'. Porque era un innovador, y me decía; `porteri, no te preocupes, si te meten dos goles, no pasa nada, nosotros metemos tres o cuatro y ganamos, tranquilo'. Y era verdad.

-Le quitó el puesto a Irazusta.

±No tuve entrenador de porteros pero para mí fue espectacular. Estuve dos años con él y fue mi padre deportivo, el que me ayudó en todo, se lo tengo que agradecer mucho. Me hizo madurar para ser portero de Primera División. Llegas con 23 años, debutas en Las Palmas, a los cuatro partidos hago el partido de mi vida en Barcelona... Pasas de jugar con el Aragón a que todo el mundo te halague, te llega todo tan de repente que hay que asimilar toda esa información. Vives en una nube porque son todo halagos. Juan Luis fue el que me puso los pies en el suelo.

-¿Tan buena fue la época de Leo Beenhakker?

±Con Beenhakker hacíamos un fútbol muy bueno. No ganamos nada pero la gente lo recuerda porque hacíamos muy buen fútbol. Creo que la plantilla era un poco corta pero había jugadores de gran calidad: Valdano, Amarilla, Güerri, Herrera, Morgado, Salva, García Cortés...

-Tras Beenhakker llegó Enzo Ferrari y, con él, Andoni Cedrún.

±Alternamos Andoni y yo y luego me lesioné. Llegó Luis Costa y entonces ya era más titular Andoni. Yo jugaba la Copa y, la Liga, pues cuando había alguna lesión o sanción.

-Jugó la Copa del 86 pero no la final. ¿Le molestó?

±Jugué todo hasta las semifinales contra el Madrid. Me supo mal, claro, imagínese lo que supone jugar una eliminatoria contra el Madrid y luego una final de Copa. Pero ganamos y muy feliz. Tengo esa espinita, pero tuve el apoyo de todos los jugadores. Los compañeros me dijeron, gracias a ti, has sido uno más por los que hemos ganado la Copa. Entonces me cabreé con Luis Costa, me supo muy malo, pero ahora lo entiendo como entrenador. Entonces lo entendía pero no lo compartía. Era una ilusión enorme. Siempre digo que he ganado una Copa del Rey. Es una putada grandísima, porque era mi mayor ilusión, pero qué vas a hacer. Lo importantes es que el Real Zaragoza ganó y que eres una pequeña parte de esa historia. En ese momento piensas, `este cabrón, con lo bien que estoy...' Es una reacción humana. Con Luis Costa me llevo fenomenal. En ese momento me lo hubiera comido, pero luego todo es agradecimiento hacia él.

-Después llegaron Antic y Chilavert en la portería.

±Yo ya tenía 30 años y, aunque tuve la suerte de ser el suplente, el Levante me hizo una oferta, me llamó Rafa Latapia porque estaban interesados en mí y me ofrecieron cuatro años. En esta vida tienes que ver cuándo terminan las etapas, a mí me quedaban tres o cuatro años de fútbol y me apetecía volver a jugar. Andoni no jugaba, yo iba de segundo, pero vi que mi época había terminado ya. Eso hay que saberlo. En Valencia estuve muy a gusto, es una ciudad espectacular, y nos juntamos cuatro ex del Zaragoza y estuvimos fenomenal.

-¿Cómo lleva un portero que le fichen a otro portero?

±Es más competencia, en el fondo siempre piensas, han traído a este, van a quitar al otro... Eso es lógico, pero a la larga es que un equipo tiene que tener por lo menos dos porteros de un nivel parecido. Y la competencia siempre te hace superarte.

-¿Cómo era su relación con Cedrún y Chilavert?

±Con Andoni llegué a estar cuatro años de mis ocho en el primer equipo. Chilavert era diferente, otra cultura, me llevaba bien, sin más. No tenía la amistad que tenía con Andoni. Entonces acabábamos de entrenar y nos íbamos a un bar a comernos unos calamares y a echar un mus o un guiñote y eso hacía mucho grupo. Con Chilavert no lo hacía, claro. Teníamos una buena relación pero no de amistad.

-Regresó a la Ciudad Deportiva hasta llegar, de nuevo, al primer equipo.

±Pasar al primer equipo fue la culminación. Llevaba quince años en la Ciudad Deportiva pero nadie me había dado la oportunidad. Tuvo que venir un entrenador gran amigo mío, Marcelino, compañero en el Levante. Si tu trabajas y luchas, sabes estar, respetas y logras que te respeten, pues es suerte pero también hay que buscarla. Yo pensaba, me voy a retirar sin entrenar al primer equipo... Pero se dieron las circunstancias y pude cumplir también ese sueño. Yo ya no le puedo pedir más a la vida.

-¿Cómo era la Ciudad Deportiva cuando llegó en los setenta?

±Llevaba dos años en marcha, el campo de arriba grande, que lo llamaban el portaaviones, era de tierra y luego abajo había cuatro de hierba, que estaban muy bien. Ahora casi todos los padres llevan a sus hijos en coche, pero entonces no había tantos, mi padre no tenía coche, y teníamos que ir a La Romareda a las seis y media, te subían y entrenábamos dos horas, desde las siete y media. Llegaba a casa a las once de la noche y a las siete de la mañana me levantaba a trabajar. Había dejado los estudios y trabajaba en un taller de electricidad y electrónica. Pero mi vida era el fútbol. No podía dejar el trabajo, hasta que empecé a ganar algún dinerillo y ya no podía seguir trabajando. De estar trabajando a pasar al Zaragoza y ver tu futuro ahí... Cambia todo. Era la ilusión desde muy crío cuando iba a La Romareda a ver a Los Magníficos.

-¿Y cuando volvió tras su retirada ya como entrenador?

±Cuando me llamaron Chirri y Casto Tosao para volver, antes de colgar el teléfono ya estaba en la Ciudad Deportiva. Entonces éramos un grupo, el trabajo era diferente. Los viernes acabábamos de entrenar y nos juntábamos cinco o seis, nos íbamos a un bar a tomar unos vinicos y a picar algo y seguíamos hablando de fútbol. Éramos todo gente de Zaragoza, éramos una familia. Entrenábamos, íbamos a ver jugadores, teníamos nuestras reuniones. Y eso te une.

-¿Y la preparación de los porteros, cuánto ha cambiado?

±Entonces no había preparador de porteros, por eso me vino muy bien tener un entrenador como Manolo Villanova porque, después de entrenar, nos cogía y hacía trabajo con los porteros. El primer entrenador de porteros que tuve fue Manolo Nieves, en la época de Luis Costa. En esos momentos era tener condiciones, ver mucha tele y fijarse mucho. Y es importante para corregir, explicarles, y tener una persona para eso es importante. Tendría casi 26 años cuando me entrenó alguien, Manolo Nieves, de manera específica. El jugador sale más preparado ahora, sin lugar a dudas.

-Usted consiguió ser el portero aragonés con más partidos en el primer equipo. Después le superó César Láinez.

±Él fue campeón de la Copa del Rey, tuvo esa gran suerte. Fue un gran portero, fueron una pena las lesiones porque podía haberle dado mucho más al Zaragoza. Cuando fui a la Ciudad Deportiva él estaba en el filial, tenía unas condiciones muy buenas, mucha personalidad. Luego ha habido alguno más, Falcón, Mario, por ejemplo, pero no tuvieron continuidad

-¿Conoce a Alcolea y Whalley?

±Los cogí con once años, sufro mucho, es como si fueran mis hijos. También es un orgullo verlos, claro.

-¿Tienen condiciones para ser porteros del Zaragoza?

±Sí porque, de hecho, están ahí. Pero no pueden bajar los brazos, tienen que seguir luchando. Es una pena porque juega uno, otro, otro, y se desconcierta uno. Yo creo que tanto si hubieran seguido uno como otro, estaríamos en el mismo sitio, no estaríamos peor. El portero es un puesto de confianza, si no matas a los porteros. Y eso que pienso que Bono es un gran portero también. Pero has cambiado una pieza y has seguido dando bandazos. Si hubieras cambiado el portero y ya no hubieras encajado goles... Es el equipo, no el portero. Yo no tengo claro aún quién es el portero titular del Zaragoza. Eso sí, para mí es un orgullo verlos jugar porque me veo reflejado, he vivido lo mismo que ellos. Y no quiero que se acomoden, tienen que seguir trabajando y luchando porque todavía quedan partidos para ganarse el puesto.

-¿Cómo ve al equipo?

±Ahora no lo sigo tanto, solo quiero que el Zaragoza juegue la promoción, que La Romareda se llenará seguro. Se nos ha ido la ilusión de ser primero o segundo, pero como el Zaragoza se meta en la promoción, la gente va a ir seguro. Y luego en la promoción la mentalidad cambiará. Mi opinión es que los jugadores están presionados. La camiseta del Zaragoza pesa mucho y creo que no se saca el máximo rendimiento, están presionados. Zaragoza necesita un equipo de Primera, meternos otra vez ahí.