Los primeros incendios forestales auguran una pesimista temporada. Las altas temperaturas y el viento avivaban ayer los puntos afectados en Asturias, Galicia y Castilla y León, que habían quemado ya más de 2.500 hectáreas. Asturias ha solicitado al Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente la movilización de un helicóptero bombardero de gran capacidad y un hidroavión para ayudar en los alrededor de 30 incendios (la mayoría provocados) en 13 concejos.

El alcalde de la localidad coruñesa de Ferrol, Jorge Suárez, calificó de «tragedia medioambiental» las al menos 450 hectáreas arrasadas tanto en su municipio como en el vecino de Val de Narón, pese a que no se han producido daños personales. Galicia se ve amenazada además por los fuegos declarados en el Parque Nacional Peneda Gerés de la vecina Portugal. Y en Castilla y León, un centenar de militares y una treintena de vehículos de la Unidad Militar de Emergencias se sumaron a las labores de extinción en Narón, pero también en el municipio leonés de Peñalba de Santiago y el segoviano de Nieva. Solo en la localidad de Bouzas, eran casi 2.000 hectáreas las arrasadas.