"La pauta más común con la que nos encontramos es la de chicas que, en vez de alarmarse, entienden como positivo, como halagador, que el novio las controle, que les esté todo el día encima y sea muy celoso. 'Si no hay celos, no me quiere', dicen. Cuando llegan aquí ya han sufrido situaciones de violencia fuertes, pero ellas no entienden cómo han llegado a este punto cuando es la consecuencia lógica del tipo de relación que establecen". Quien lo cuenta es Juan Ignacio Paz, un psicólogo que lleva mucho tiempo trabajando contra la violencia machista desde de la Junta de Andalucía, ocupación que simultanea desde hace dos años con la dirección de un taller de fortalecimiento emocional en Sevilla que este curso acoge a 22 chicas de entre 16 y 25 años que han sufrido algún tipo de maltrato. El mismo grupo social que el analizado por sus colegas de la Universidad de Sevilla.

La experiencia le ha enseñado que la mayoría de las chicas parten de tres ideas falsas: "Quien te quiere no puede hacerte daño, el maltrato no le pasa a la gente joven y todo se puede solucionar hablando". Lo que les ocurre, en la práctica, es que "tardan mucho en pedir apoyo" y cuando acuden a sus amigas, estas le restan importancia porque lo consideran normal. También creen que, como son solo novios, con romper es suficiente, pero "se equivocan, porque entonces empieza el acoso".

Modelo elegido

Uno de los casos que le hizo reflexionar es el de una chica que 22 años que había tenido tres relaciones de pareja y todas desembocaron en situaciones de abuso. Se autoculpaba de ello y no le faltaba razón. Había elegido un modelo de hombre proclive al maltrato: "El típico chulo, el malote que aparece como modelo a seguir por su éxito con las mujeres en teleseries".

Este es, a juicio del Juan Ignacio Paz, uno de los factores que explican el retorno con fuerza de las actitudes machistas en adolescentes, la creciente influencia de novelas neorrosas como las de Federico Moccia, de teleseries como El Barco y Al salir de clase o de sagas cinematográficas como Crepúsculo que hacen atractivas las relaciones en clave de dominación. Esta última le parece especialmente aberrante al psicólogo. "Es un vampiro que fuerza relaciones sexuales y que encima destroza físicamente a sus víctimas. El no va más", se desahoga. "La novia perfecta que desemboca en la víctima perfecta".

Es frecuente que las chicas del grupo de terapia confiesen que a menudo ceden a imposiciones sexuales por la vía del chantaje emocional. "Si me quieres de verdad deberías hacer esto, las otras chicas lo hacen, eres una estrecha", son algunas de las cosas que les dicen para mantener una relación sexual que para ellas no es placentera, en la que ellas no cuentan. En este terreno tienen un papel muy pernicioso los modelos de sexualidad difundidos por el porno, donde todo está al servicio de la satisfacción del macho.

Pero si a algunas chicas les atraen los chulos, ¿qué hacer? Algunas del grupo confesaron a sus terapeutas que "el bueno, el respetuoso, no les pone". Paz cree que los modelos amorosos son pautas culturales que se imponen y que hay margen para remar en sentido contrario. "Hay que deserotizar el chulo", proclama. Su experiencia le dice a Juan Ignacio Paz que "la educación emocional" es una asignatura inaplazable, en casa y en la escuela, porque si no "seguirán ganando los valores difundidos por los medios".