El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, hasta hace no tanto considerado el político más progresista del PP, asombró ayer al resto de partidos y a no pocas entidades sociales al anunciar que la malformación del feto ya no será un motivo que justifique un aborto legal. Se sabía desde hace tiempo que el Gobierno de Mariano Rajoy perseguía endurecer la norma que regula la interrupción voluntaria del embarazo, que quería abandonar la ley de plazos, vigente desde el 2010 y que prevé el aborto sin límites durante las primeras 14 semanas de embarazo. Y se daba por hecho que el Ejecutivo quería regresar a una ley de supuestos, que tenía intención de eliminar el derecho de las menores de 16 y 17 años a abortar sin permiso paterno. Pero no se contaba con que Gallardón planeara una norma más restrictiva que la de hace 27 años.

El anuncio de ayer --visto por muchos detractores como una cortina de humo para dejar en segundo plano, aunque fuera solo un rato, la situación extrema en que la crisis económica ha puesto al Ejecutivo de Rajoy-- llegó mediante una entrevista publicada por el diario La Razón y resultó impactante por lo inesperado. Entre otras cosas, porque en el debate público sobre el aborto no se trataba la posibilidad de vetarlo en los casos de malformaciones. Y sin embargo, Gallardón dio a entender que lo considera un tema prioritario: "Me parece éticamente inconcebible que hayamos estado conviviendo tanto tiempo con esa legislación", declaró.

En total, Gallardón dedicó solo dos respuestas de la entrevista a esta cuestión. Confirmó la intención de cambiar la ley y lo justificó por la teórica desprotección que la ley de plazos puede suponer para el concebido. Y advirtió de que no se volverá a la antigua ley de supuestos, de 1985. "La experiencia nos demuestra que algunos de esos aspectos deben ser revisados", afirmó.

Gallardón defendió así una legislación más restrictiva que la de 1985: "No entiendo que se desproteja al concebido, permitiendo el aborto, porque tenga algún tipo de minusvalía o de malformación. Y creo que el mismo nivel de protección que se da a un concebido sin ningún tipo de minusvalía o malformación debe darse a aquel del que se constate que carece de algunas de las capacidades que tienen el resto de los concebidos".