El huracán Sandy tiene paralizada Nueva York desde el pasado lunes. Los aragoneses que residen, o que están de vacaciones, en la Gran Manzana también están sufriendo los efectos de este temporal que ha dejado en un segundo plano la campaña electoral. Los colegios y la bolsa están cerrados, nadie puede entrar ni salir por aire de la ciudad y hay severas inundaciones. Los residentes tratan de hacer frente a esta tormenta perfecta pertrechados en sus casas y adquiriendo provisiones "para un mes en los supermercados".

Álex Mabry, natural de la capital aragonesa, lleva diez meses viviendo y trabajando allí. Afortunadamente, reside en Astoria (Queens), lugar al que el temporal no ha llegado con la misma fuerza que en otros sitios. Aun así, asegura que ha visto caer árboles y postes de la luz encima de algunos coches. "El domingo --dice-- empezaron a alertar, de manera preventiva, del peligro que se avecinaba y pidieron a la gente que se quedara en sus casas y no pisara la calle".

Les informaron de que el mayor riesgo en la vía pública era que ramas o cubos de basura podrían salir volando. Para él, la situación era algo contradictoria. Los comerciantes de su zona de residencia afirmaban que iban a abrir sus negocios porque no iba a pasar nada, "parecía que estaban acostumbrados"; sin embargo, la imagen de los supermercados "era de película, la gente compraba provisiones como si fueran a estar un mes sin salir".

En un principio, asevera Álex Mabry, pensó que desde el Gobierno se estaba exagerando al cerrar todos los puentes, el metro y el transporte público, dos días más tarde, apunta que la medida fue "realmente acertada". Destaca la gran información que reciben a través de los medios de comunicación y que el alcalde, Michael Bloomberg, aparece continuamente en televisión, "con 50 expertos detrás", para que cada uno explique cuál es la situación en cada momento dentro de su parcela de actuación. Para él, ha sido realmente extraño ver cómo una ciudad "que está en continua ebullición" se encuentra absolutamente parada.

El caso de Laura Arias, también zaragozana, es distinto. Aterrizó en Nueva York el pasado viernes dispuesta a disfrutar de sus vacaciones. Cuatro días después apenas ha salido de casa. Al igual que Álex Mabry, ha tenido suerte ya que el apartamento que ha alquilado está en Brooklyn, donde tampoco se han dejado notar en demasía los efectos del huracán.

Laura resalta también que en el supermercado la gente se lo llevaba todo: "Fuimos el domingo y no quedaba ni pan ni leche". Se "habla 24 horas al día del temporal", añade. La turista zaragozana aseguró también que no ha pasado miedo, pero que cuando veía las imágenes de Manhattan se daba cuenta de que era "algo realmente grave". Ahora solo espera poder hacer algo de turismo y no tener problemas con su vuelo el próximo viernes.