La crónica del Casademont Zaragoza-Granada: triste adiós en casa (77-84)

En realidad fue un partido acorde a la temporada, sobre todo a la segunda vuelta, protagonizada por el Casademont Zaragoza. El equipo de Porfirio Fisac despidió el curso en el Príncipe Felipe con otra derrota, de nuevo decepcionante, ante un Covirán Granada que fue de menos a más, que mereció el triunfo y que todavía sueña con la salvación (77-84). El Casademont se queda con 12 victorias y depende de otros resultados para meterse en la previa de la Champions, si es que consigue ganar el domingo en Gerona, claro.

El conjunto aragonés puso un triste epílogo en casa a una temporada en la que, de nuevo, falló en el momento en el que podía dar el paso para lograr algo más que la salvación. Al menos el Casademont ya no se jugaba la supervivencia en este partido, porque el drama podía haber sido absoluto en el Príncipe Felipe. Poco pudo destacarse de un equipo que mostró un nivel insuficiente toda la tarde, lo que le llevó a la derrota cuando el Granada sí acertó en la segunda parte.

El Casademont fue casi siempre por delante en la primera parte, aunque con ventajas mínimas. El equipo nazarí estuvo más atenazado por la tensión en sus lanzamientos y falló más que el aragonés, que tuvo en Bell-Haynes y Yusta sus puntas de lanza. Porfirio Fisac rotó mucho a su equipo, con un ritmo muy alto y una mayor profundidad de banquillo, puesto que acabó utilizando a todos sus jugadores. Cuevas y Bell-Haynes llevaban dos faltas y había que conservarles.

El primer tiempo no tuvo la tensión esperada ante un equipo que se estaba jugando la permanencia y el Casademont aprovechó los errores de su rival desde la línea de tres (3/18 en veinte minutos) para mandar en el marcador por una máxima de nueve puntos. Errores propios del Granada, porque la defensa aragonesa no estaba siendo buena. El conjunto aragonés llegó al descanso con seis de renta (46-40) y la sensación de que quedaba todo por hacer.

Una sensación que fue en aumento en la segunda parte cuando el Covirán comenzó a acertar de tres, siempre por medio de Cheatham, y logró darle la vuelta al marcador (52-56) ante un Casademont que se había quedado temporalmente sin Bell-Haynes por un golpe en el ojo y al que le faltaba un punto más de intensidad, de acierto, de convicción, para irse a por un rival tan necesitado como el Granada. El Covirán no solo recuperó toda la distancia sino que se puso por delante y llegó a mandar por cinco puntos (53-58).

Ahí si subió la intensidad de cada acción que, con el paso de los minutos, iba cobrando mayor importancia. El triple dio aire al Covirán, que llegó al cuarto decisivo por delante (62-65). Cuando quiso ponerse al tajo, al Casademont le costó muchísimo. No encontró el acierto, incluso en acciones claras, y tuvo enormes problemas para defender los tiros lejanos de su rival, como siempre esta temporada. Circunstancia que aprovechó Cheatham para seguir manteniendo al Covirán por delante. Yademás ahora el equipo granadino se lo creía de verdad.

La cosa se le puso en chino al Casademont, que perdía por seis puntos a falta de tres minutos para el final. El equipo aragonés lo intentó hasta el final, se puso a dos puntos a falta de 20 segundos pero no pudo culminar la remontada. Es difícil recuperar en los minutos de más tensión todo lo que no se ha hecho antes.