AGRICULTOR

FALLECIÓ EL DÍA 18 DE ENERO EN ZARAGOZA, A LOS 105 AÑOS

Mariano Linares Artal, uno de los turolenses más longevos, falleció el pasado viernes en Zaragoza a los 105 años. Estaba viudo y tenía un hijo, nietos y biznietos, entre otra familia.

Nació en 1907 en la localidad turolense de Jatiel, en la comarca del Bajo Martín. Se dedicó toda su vida a las labores del campo en una zona rica en melocotón, olivos y hortalizas de la fértil huerta, y también trabajó durante algunos años en la centenaria azucarera de La Puebla de Híjar.

Vivía en la capital aragonesa, en casa de su hijo y su nuera junto a sus nietos y biznietos, aunque siempre que podía, especialmente en verano, se iba al pueblo. Hasta no hace mucho se le podía ver sentado en la puerta de su casa al caer la tarde.

Aseguran que la tranquilidad, ganada con la edad, era una de las cualidades que mejor definían a Mariano Linares. Hasta el último momento se conservaba bien de salud, no tomaba ni una sola pastilla y le gustaba leer la prensa sin gafas.

En la familia ya hubo personas longevas, como su madre que llegó a los 90 años y una de sus hermanas a los 95. Desde que en 2007 se convirtió en centenario, el primero en Jatiel en llegar a esa edad, Mariano Linares recibía cada cumpleaños el homenaje de todos sus vecinos. La efemérides figuraba en el programa de fiesta que en honor a San Roque organiza la Asociación Cultural Triador.

En agosto de 2007, al cumplir los 100 años, la citad asociación organizó una multitudinaria cena gratuita para todo el pueblo a la que asistieron más de 150 personas. Jatiel apeas llega a los 60 vecinos. La fiesta culminó con la tarta, las jotas alusivas al centenario y la entrega de una placa conmemorativa.

La jornada festiva se volvió a repetir, por ejemplo, al cumplir los 104 años en que, además de la cena para unas 200 personas y la entrega de una placa conmemorativa de su hazaña vital, actuó una rondalla baturra que le dedicó jotas y algunos vecinos le emocionaron al relatar pasajes de su vida. Una vida que no fue nada fácil para él y que resume todo un siglo de la historia reciente de Jatiel. Le tocó trabajar mucho y sufrió en primera persona la guerra civil. Era la memoria viva de un pueblo con sabor morisco, donde destacan la iglesia barroca con su esbelta torre, la cripta gótica subterránea y su centro de interpretación, el albergue o el molino.

Mariano Linares era una institución en Jatiel y todos le querían y mimaban. Como vecino de mayor edad, tras las elecciones municipales de 2011, le cupo el honor de colocar la banda al alcalde de la localidad, Jesús Galve.