La cirugía que reconstruye con tejido de la propia paciente el pecho que es amputado para extirpar un cáncer ha dado un nuevo paso, que en breve empezará a aplicar el Hospital de Sant Pau, de Barcelona, al conseguir que la mujer recupere la sensibilidad que perdió en la zona intervenida, lo que le devuelve la capacidad de captar la temperatura, el dolor o la percepción de que su cuerpo está completo. El siguiente objetivo de los cirujanos será facilitar la recuperación de las sensaciones erógenas, que se circunscriben a la aurela y el pezón. La nueva técnica de reconstrucción mamaria, que experimenta el cirujano Jaume Masià, responsable del servicio mancomunado de cirugía plástica de los hospitales Sant Pau y el Mar, reconecta dos o tres de los nervios que dan sensibilidad al abdomen -zona de la que se obtiene el tejido que recompondrá la mama- con las terminales de otros tantos nervios intercostales que han sido amputados en el tórax al eliminar el cáncer. Esto se hace en el mismo acto quirúrgico que elimina el tumor y reconstruye la morfología de la mama. Los dos tramos nerviosos se introducen en una cánula, y seis meses después, gracias a la capacidad regenerativa de los nervios humanos [crecen un milímetro por día], la zona ha unificado sus conexiones y la mujer recupera hasta el 70% de la sensibilidad.