El Tyrannosaurus Rex no podía moverse rápido. Mucho menos correr a gran velocidad. Eso es un mito, creado y alimentado especialmente por el cine. Así lo han confirmado científicos de la Universidad de Manchester. Según estos expertos, el gran peso corporal de este dinosaurio hacía biológicamente imposible que pudiese correr. En caso de que se hubiera desplazado deprisa, los huesos de sus extremidades inferiores se hubieran desplomado bajo su enorme cuerpo. La investigación, publicada por la revista PeerJ, ofrece un estudio exhaustivo sobre la biomecánica y movimiento del reptil. El uso de la tecnología informática de última generación N8 High Perfomance Computing (HPC) ha permitido desarrollar un nuevo modelo de simulación. El profesor de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente William Sellers ha dirigido este grupo de científicos. Para llevar a cabo la investigación, el grupo de investigación ha combinado dos técnicas biomécanicas: el análisis dinámico de múltiples cuerpos (MBDA) y el análisis del estrés esquelético (SSA). Sellers explica en un comunicado que, si el Tyrannosaurus se lanzase a una carrera, sus extremidades inferiores se romperían debido a «cargas esqueléticas inaceptablemente altas». Esto contradice los modelos biomecánicos del pasado, que sugerían que alcanzaba hasta 70 kilómetros por hora.