Después de pasar tres años en una residencia de estudiantes, dos años en un piso de alquiler y otro curso como inquilina en una vivienda de Almería tras trasladarse por motivos de una beca Séneca, Ana Senar buscaba ahora alojamiento únicamente para dos semanas en Zaragoza. Y lo ha conseguido. A sus 23 años, esta estudiante de Derecho a la que tan solo le resta una asignatura para completar su carrera ha vivido en primera persona los constantes cambios que ha sufrido el ámbito del alquiler de pisos a jóvenes. "Ahora es mucho más sencillo encontrar pisos. Hace tres años, en mayo ya tenías que tener todo medio solucionado para no quedarte en la calle y ahora en agosto todavía se pueden encontrar precios asequibles", recuerda la joven de Binéfar

En el 2012, Senar y sus dos compañeras de piso pagaban 540 euros al mes por el alquiler en Zaragoza y ahora asegura que en la misma zona "hay compañeros que están pagando 425 por un alojamiento similar".