Durante la campaña electoral se podía percibir cómo ICV-EUiA yPodemos se llevaban cordialmente bien, pero cada uno por su lado.Superado sin éxito el envite electoral, la tregua comienza a tambalearse, aunque el interés mutuo parece blindar la continuidad de la confluencia cara a las inminentes elecciones generales. El por qué del fracaso deCatalunya Sí que es Pot estaba escrito antes de los comicios: el nombre de la marca no ha cuajado en el electorado, el candidato carecía de suficiente popularidad y el desembarco continuo de Pablo Iglesias en Catalunya ha acabado generando anticuerpos. Una cadena de puntos débiles que Lluís Rabell reconoció este lunes sin disimulo.

Desde la noche del domingo hasta el mediodía de este lunes, la comunicación entre Iglesias y Rabell se limitó a varios mensajes de móvil, y mientras desde Madrid el secretario general de Podemos evitaba hablar de "errores" en una campaña monopolizada por su partido, desde Barcelona el candidato asumía que la marca Sí que es Pot les había "complicado la vida". "A veces, intentar sumar sensibilidades distintas no es tan fácil como parece", afirmó en un reconocimiento de que nadar en la ambigüedad independentista en unos comicios tan polarizados ha supuesto un lastre para las altas expectativas electorales entre las que nació Catalunya Sí que es Pot en julio.

El final del escrutinio deparó que la coalición, con 366.494 votos, rebasase en solo 6.789 las papeletas recabadas por ICV-EUiA en solitario hace tres años, pero retrocediendo de 13 a 11 diputados. Ni rastro del tirón que se le suponía a Podemos en un cinturón metropolitano que Ciutadans tiñó de naranja. Badia, Montmeló, El Prat, Cornellà y Montornès fueron las poblaciones donde la confluencia se anotó mejores registros, por encima del 16%, pero en ninguna localidad metropolitana logró aventajar al PSC ni a Ciutadans. Y en Barcelona ciudad, Sí que es Pot no supo beneficiarse del 'efecto Colau' en ninguno de los seis distritos donde en mayo se impuso Barcelona en Comú.

FALTA DE MUSCULATURA

"Por muy bien que lo hubiéramos hecho, no podíamos cambiar el marco conceptual plebiscitario. No teníamos suficiente musculatura para darle la vuelta", prosiguió Rabell en su autocrítica, que ICV profundizará el sábado en la reunión de su consejo nacional. Hay recelos con Podemos, pero pesa más la necesidad mutua de seguir juntos -los ecosocialistas solos se hundían en las encuestas y el partido lila necesita echar raíces en Catalunya- cara a las generales. "Estoy seguro que ratificaremos la confluencia", auguró el diputado electo Joan Coscubiela, futuro portavoz del grupo parlamentario. El pacto suscrito en julio ya hacía extensible la fórmula a las legislativas e incluía el compromiso de que los diputados catalanes que obtenga Podemos compartan grupo con Iniciativa en el Congreso.

Tampoco se esperan cambios en la apuesta de Sí que es Pot por un referéndum porque los ecosocialistas están convencidos de que el devenir de la legislatura demostrará que la hoja de ruta de Junts pel Sí es inviable. En este apartado fue donde Rabell lanzó el dardo más duro contra Artur Mas al acusarle de situar a Catalunya al borde de la "fractura social" por renunciar al referéndum, que tenía el 80% de apoyo social, en favor de la independencia, que solo cosechó el 47,7% en las urnas.

En cuanto al propio Rabell, elegido candidato a última hora tras varias ofertas infructuosas, dejó claro que piensa recoger el acta de diputado y "hacer oposición", con lo que redujo a la mínima el margen para facilitar investiduras, por más cortejos que recibió este lunes de ERC, la CUP y Raül Romeva, tras pasarse la campaña desdeñando a Sí que es Pot por no abrazar el independentismo. Así que este lunes les devolvió el desaire con un "que cada palo aguante su vela". Solo si descabalgan a CDC, y no solo a Artur Mas, del futuro Govern estaría dispuesto a atenderles.