Los encargados de la investigación que ha permitido desmantelar la imprenta de billetes falsos más importante, en este momento, en España destacan la personalidad meticulosa y perfeccionista de su responsable, Javier G. A. de 38 años, que llevaba años en paro. Con antecedentes penales por estafas en Internet, la Policía resalta que «cada día quería superarse a sí mismo» y, por ello, no se limitó a copiar los billetes de 50 euros anteriores al 4 de abril, sino que decidió también realizar los nuevos.

Muestra de que no se conformaba con nada es que llegó a instalar un colchón en el local que había alquilado -situado en la calle Augusto Borderas 23- para llevar a cabo dicha actividad ilegal para dormir pequeñas cabezadas mientras perfeccionaba la técnica. En las vigilancias policiales destacan jornadas de hasta 16 horas contínuas en las que no salía de dicho establecimiento. Una forma de vivir, «poco higiénica», según fuentes consultadas, ya que «no solo dormía sobre ese lugar, sino que comía allí y no sacaba ni la basura».

Unos residuos que se unen a la gran cantidad de bolsas de basura llenas de pruebas de billetes falsos. «Su meta era perfeccionar los billetes falsos para «abrir nuevos mercado». El falsificador, que vivía con sus padres, almacenaba en su habitación multitud de elementos para la falsificación. Destaca un álbum de billetes de cuando era niño.