Ya se conocen los nombres de los ministros que, capitaneados por Mariano Rajoy, se disponen a navegar desde hoy mismo con pronóstico de fuerte marejada en una legislatura sin mayorías. Adiós a 319 días en funciones. Cinco mujeres y nueve hombres enrolados en un Gobierno que nace frágil, con independencia de quiénes sean sus protagonistas, porque dependen de apoyos externos para poder sacar proyectos adelante. Con la incertidumbre de si podrá cumplir su deseo de completar otros cuatro años o si las visicitudes que le esperan le obligarán a disolver pronto e ir a elecciones, Rajoy ha querido diseñar un Ejecutivo que no molesta, pero tampoco epata. Ha impulsado una renovación moderada con seis incorporaciones, en la que destaca la llegada de Dolores de Cospedal a Defensa. Relevante es sin duda que el presidente haya señalado la puerta a algunos ministros que, como Jorge Fernández Díaz, podían suponer un lastre no ya para el PP, que también, sino para mantener unas fluidas relaciones con Ciudadanos -de momento su único socio-, o con otros partidos de la oposición a los que pretende seducir. Aunque sea a ratos. Y tanto importa esto que ha sacrificado a amigos como el propio Fernández Díaz, que había manifestado su deseo de seguir pese a su implicación en el escándalo de la llamada operación Cataluña y José Manuel García Margallo, que abandonan el barco junto a Pedro Morenés.

En cuanto a las lecturas de poder interno haberlas, haylas en este Ejecutivo pensado para un viacrucis sin final predecible. Soraya Sáenz de Santamaría permanece como clara número dos, sin competencia en otra vicepresidencia, una vez descartado recuperar la de economía.

Además, Santamaría mantiene bajo su radio el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que no es tema menor, y gana una cartera que a buen seguro le traerá importantes quebraderos de cabeza: Administraciones Territoriales, donde el dosier catalán es el que más pesa. Eso sí, pierde la portavocía del Gobierno, que pasa a manos de un político con el que ella ha tejido buena relación: Iñigo Méndez de Vigo, que llevará también Educación, Cultura y Deporte.

Santamaría estará acompañada en el consejo de ministros por algunos compañeros considerados de su cuerda (calificados informalmente como los sorayos). Es el caso del debutante Álvaro Nadal (Energía, Turismo y Agenda Digital) y de Fátima Báñez, que repite en Empleo, y de Cristóbal Montoro, que será de nuevo titular de Hacienda. Pese a las presiones, Rajoy ha decidido que ambos permanezcan en sus puestos, como Luis de Guindos en Economía y Competitividad, agregando una descafeinada cartera de Industria. Los tres son un símbolo de las políticas económicas más polémicas de Rajoy, esas que se dice dispuesto a mejorar pero no a derogar.

En una cierta búsquedas de contrapesos, que no de equilibrios, el presidente ha favorecido que también Cospedal tenga a alguien de su confianza en el Gobierno: el andaluz Juan Ignacio Zoido, que va a Interior. En el áera de Justicia se mantiene Rafael Catalá, que llegó en su momento para sustituir a Alberto Ruiz-Gallardón y tratar de apagar algunos de los fuegos que se habían producido con las asociaciones profesionales y el mundo civil. En tiempos de necesario diálogo, Catalá era uno de los favoritos para ser renovado.

Ese perfil dialogante es el que se dice que el jefe del Ejecutivo ha buscado también para Fomento, al elegir a Iñigo de la Serna, por nueve años alcalde de Santander con notables resultados electorales y fama de saber entenderse con distintos partidos cuando le ha tocado presidir la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Para Exteriores se ha elegido a Alfonso Dastis. Será un diplomático quien sustituya al lenguaraz Margallo, que ha sabido ganarse simpatías en territorios hostiles pero se ha buscado importantes adversarios en su propia casa. Por último, será la catalana Dolors Montserrat quien vaya a Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Además del guiño obvio al PPC es, junto a Nadal y Báñez una de las artífices del pacto con Ciudadanos. Albert Rivera había pedido que estuvieran. Como también Guindos. Ahí los tiene.

Los 13 ministerios del nuevo Ejecutivo tendrán 25 Secretarías de Estado, según se desprende del real decreto por el que se reestructuran los departamentos ministeriales y que entró en vigor ayer mismo. Por ejemplo, Exteriores contará con tres Secretarías de Estado: la de Asuntos Exteriores, para la UE y la de Cooperación Internacional y para Iberoamérica.

Justicia tendrá una única Secretaría de Estado, al igual que el de Defensa, mientras que el de Hacienda contará con tres de estos órganos superiores: Hacienda, Presupuestos y Gastos y Función Pública. El documento también especifica que Interior contará con una Secretaría de Estado de Seguridad, y el de Fomento con otra de Infraestructuras, Transportes y Vivienda.

Educación, Cultura y Deporte se estructurará en torno a dos: la de Educación, Formación Profesional y Universidades; y la de Cultura. Además, la Secretaría de Estado de Empleo y la de la Seguridad Social son los dos órganos superiores del Ministerio de Empleo y Seguridad que dirige Fátima Báñez.