Han pasado dos días después de que el Ebro anegara miles de hectáreas en la Ribera Alta, pero el agua que cubre campos, garajes y granjas impide que los habitantes de esta zona puedan volver a la normalidad. Lo desean, pero la realidad que les rodea se lo impide. Al igual que la previsión de que el jueves pueda aumentar el nivel del río, que les provoca una gran inquietud.

Dos comentarios son los más oídos en las calles de Cabañas, Boquiñeni, Pradilla o Novillas: que faltó previsión y que no se fían de los estudios de la CHE sobre el comportamiento del río. "Dicen que esto ha sido como la del 2003, pero eso es mentira, se parece a la del 61. Tenemos medidas históricas", afirmó José García, cuya casa está situada a los pies de la mota de hormigón que separa el río Ebro de su municipio.

A pesar del descontento, tenía palabras de agradecimiento a los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) porque su dedicación es "incansable".

Los vecinos de esta localidad tampoco están con los brazos cruzados. José María Lorao y Ángel Becerril se afanaron en sacar el agua que emanaba del suelo del garaje. "Los militares no tienen las máquinas necesarias para sacar el agua, así que hemos tenido que gastarnos unos 1.400 euros para hacerlo nosotros", apuntaron.

En la localidad vecina de Boquiñeni la situación no estaba mucho mejor. Ya no están incomunicados porque la UME habilitó un puente provisional después de romper la carretera para evitar males mayores, pero el agua sigue en el interior de muchas casas y granjas. Militares y vecinos trabajaron hombro con hombro.

Mientras achicaban el agua, jóvenes como Francisco García, que tenía medio metro de agua en su cochera, no pudo evitar reprochar que "parece mentira que somos del siglo XXI para mandar esas expediciones a la guerra y para limpiar un río siempre hay problemas".

Un vecino suyo, José Luis Huerta, coincidió en la misma crítica al tiempo que se lamentaba que dentro del garaje anegado tiene los depósitos del gasóil o los cuadros de electricidad, haciendo inhabitable el resto de plantas de la vivienda.

Aunque sobra agua, localidades como Boquiñeni o Remolinos lo tuvieron complicado para el suministro de consumo humano. Fue necesario que la empresa pública Sarga instalara varios depósitos para abastecer a la población. La previsión es que durante dos días sufran esa situación. Y es que los técnicos tienen que reparar las depuradoras contaminadas por el barro.

Hasta que llegue la normalidad, todo apunta a que la campa improvisada de la UME en las afueras de Boquiñeni estará instalada durante varios días. El río marcará si son necesarios también en la riada del jueves.