La salud ha vuelto a apartar de la primera línea del fuego político a este oscense de 54 años. En noviembre de 1997, no tuvo más remedio que arrojar la toalla como Alcalde de Huesca por una crisis de hipertensión. Logró superar ese obstáculo y en las elecciones generales del 2000 dio un sorprendente golpe de efecto: fichó por el PP y encabezó la lista de las generales por Huesca. Su paso al PP sentó como un auténtico jarro de agua fría en el PAR, en donde se hizo como político, aunque sus orígenes fueron en la UCD. Considerado como un político de raza, él mismo ha confesado en más de una ocasión que le va la marcha ; estar en primer línea. Dotado de un carisma evidente, fue consejero de Industria en el Gobierno de Hipólito Gómez de Roces y ya con Emilio Eiroa pasó a ser titular del departamento de Ordenación del Territorio, donde vivió momentos políticos muy dulces. Tras la moción de censura de 1993, se desvinculó de la política autonómica y de sus negocios hosteleros familiares de Huesca y Zaragoza.

Las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 1995 significaron su reaparición pública al liderar la candidatura aragonesistas a la Alcaldía de Huesca. Fue entonces cuando se volvió a ver al Acín amante de los retos y de las decisiones controvertidas. Su pase al PP fue un buen ejemplo. Como también su reciente decisión de optar de nuevo a la Alcaldía oscense hasta que la depresión le ha jugado otra mala pasada.