La mayor oferta pública de puestos de maestro en Aragón se ha quedado pequeña ante la cantidad de aspirantes que se presentó en junio. Más de 3.700 opositores se acercaron ayer a la lista de aprobados para comprobar si estaban entre los agraciados con las 528 plazas disponibles, todo un récord en la historia de la comunidad.

La especialidad es en muchos casos lo de menos. Filología Inglesa, Audición y Lenguaje, Educación Física, Pedagogía Terapeútica o Infantil y Música. Lo realmente importante para la gran mayoría es conseguir la medalla de funcionario.

"Al menos puedo optar a una plaza de interina". Para Raquel Macaya ha sido su primera oposición. Se inscribió en una academia, recopiló todas sus fuerzas y decidió compaginar la oposición con su trabajo en parques infantiles. A los dos meses se percató de que no podría con todo y se centró en sus estudios.

"He echado unas ocho horas diarias y, aunque no he aprobado el último examen, estoy muy contenta", se regocija Raquel. A su lado, su novio muestra una orgullosa sonrisa. "Seguirá intentándolo hasta que consiga una plaza fija", asegura.

Junto a ellos, una multitud de jóvenes se agolpa a la entrada del edificio del Servicio Provincial de Educación, en Zaragoza. Llegan con la incertidumbre marcada a fuego en los ojos, suben la escasa decena de escalones y esperan su turno para echar un vistazo a las listas de aprobados.

De vez en cuando, un grito de alegría y un abrazo delatan la presencia de uno de los afortunados. "¡Ya soy funcionario!". Después, la incredulidad, las risas, las bromas y la serenidad que se forma tras la tormenta.

"Es que aún no me lo puedo creer", se sorprende Cristina mientras vaga sin saber bien adónde ir. Acaba de ver su nombre impreso en la lista de aprobados. Cristina González, 33 años y la última en conseguir una plaza en la capital. "Lo mejor es la satisfacción de haberlo hecho por uno mismo después de tanto trabajo", explica mientras reparte sonrisas a diestro y siniestro.

Para ella, a la sexta fue la vencida. Se preparó la oposición por su cuenta, pegándose cinco horas diarias a los libros desde el uno de noviembre del año pasado, "fines de semana incluidos".

"En abril nos redujeron el temario común, de 25 a cuatro temas, lo que nos animó bastante a seguir adelante". Para Cristina, la vida va a dar un vuelco radical. De compaginar el estudio con un trabajo, se encontrará con un horario de maestro, haciendo lo que quiere y, encima, cobrando por ello.

La suerte de las bolas

Jesús Larumbe lo tiene claro. "Si hubiera estudiado tan sólo el tema once, hubiera aprobado sin problemas". Ha estado preparándose desde mediados de abril, estudiando los fines de semana y apretando el acelerador en mayo. Sin embargo, asegura que buena parte de las opciones para aprobar unas oposiciones pasa por no estar reñido con la suerte.

"Después de los dos primeros exámenes, el escrito y el de prácticas, llegas a la encerrona, que es donde realmente te la estás jugando", recuerda Jesús. La encerrona , el tercer y último paso antes del descanso. El opositor extrae dos bolas de un bombo que guarda los 25 temas, elige una de ellas y se encierra durante dos horas en un cuarto con todo el material que desee. El objetivo: preparar el tema que la suerte le ha deparado para después exponerlo, sin más ayuda que su ingenio, delante de un tribunal.

En este apartado es donde la suerte juega su mayor baza. "Dependes, no sólo de que te toque un tema con el que estés familiarizado, sino de que te guste o no y de que los componentes del tribunal lo conozcan mejor o peor", explica Jesús desde la perspectiva de quien ha dejado atrás el calvario.

A partir de ahora, los agraciados, 528 menos las once plazas de Inglés que han quedado desiertas, se distribuirán entre las tres provincias. Del total, más de la mitad de los solicitantes se trasladará a trabajar a Teruel, mientras que Huesca acogerá tan sólo a 75 y Zaragoza se reserva 190. La próxima cita tendrá lugar el jueves, en un acto en el que los agraciados conocerán sus destinos.