El Gobierno aragonés del PSOE-PAR está dispuesto a abrir a la negociación con la oposición su proyecto de presupuestos para el 2004 siempre y cuando no suponga cambio alguno en las líneas y propuestas básicas marcadas por los socios. Así lo apuntó ayer el consejero de Economía, Eduardo Bandrés, al referirse al trámite parlamentario que ahora iniciará el documento y en el que por primera vez en cinco años la DGA no necesitará ayuda de ningún grupo.

Bandrés entregó ayer al presidente de las Cortes de Aragón, Francisco Pina, los 27 tomos que conforman el presupuesto (en 22 cajas de 14 kilos cada una), un acto con el que arranca el debate en el Parlamento. Ambos políticos confiaron en que la aprobación definitiva del proyecto tenga lugar en tiempo y forma, es decir, antes del 31 de diciembre.

El presupuesto para el 2004 (3.910 millones de euros, un 5,73% más que este año) no necesita más votos que los de PSOE y PAR para salir adelante, por eso en esta ocasión no ha habido negociaciones previas con otros grupos de la oposición para intentar garantizarse apoyos. Pero habrá un trámite de enmiendas en el que los partidos querrán introducir sus propuestas.

"Estamos en condiciones de dialogar y de negociar incluso, pero el Gobierno aragonés tiene el respaldo de la mayoría para hacer unas determinadas políticas, no para hacer las políticas de los que no ganaron las elecciones", advirtió el consejero Bandrés. Habrá "campo de juego", pero con limitaciones.

El titular de Economía defendió un proyecto en el que el gasto social (Educación, Salud y Servicios Sociales en bloque) crecerá un 6,3%, pero cuyas inversiones en estos capítulos no registrarán grandes variaciones. Se pretende "adaptar el ritmo inversor al de la ejecución" y ofrecer unos buenos servicios pero consiguiendo "que los gestores mejores los márgenes de eficiencia y consigan ahorros".

Sí habrá un esfuerzo mayor en inversiones para infraestructuras, para "dar un salto" en el desarrollo estratégico de la comunidad.