Las casi doscientas personas desalojadas la madrugada del lunes de sus casas de Calatayud rozaron la tragedia. El inmueble que acoge los números 6 y 8 de la calle Justo Navarro quedó literalmente "engullido" por un tremendo cráter. Es decir, la sima que se abrió en la calle, de unos 20 metros cuadrados, sólo es la quinta parte del agujero sobre el que ahora se asienta la casa, según dijo el ingeniero municipal Fernando Munilla.

Tras examinar a conciencia el estado del inmueble, los expertos hablaban ayer de "un gigantesco cono" de 600 metros cúbicos de volumen. Incomprensiblemente para muchos de los técnicos que han accedido al párking, apenas tres pilares sostienen ahora mismo una casa de 52 viviendas y, aunque no existe una confirmación oficial, todos los indicios apuntan al derribo como solución más adecuada.

De momento, las labores de inyección de hormigón y mantenimiento se prolongaron ayer durante toda la jornada. Fueron necesarios descargar 60 camiones de arena y cubas de hormigón para rellenar el agujero, que desplazaron a su vez una gran cantidad de agua alojada en su interior. Por momentos los vecinos evacuados creyeron que tendrían la oportunidad de entrar en sus domicilios para recoger algunos enseres, pero sus esperanzas se desvanecieron con el paso de las horas.

COLAPSO ESTRUCTURAL Y es que cada dato registrado por los geotécnicos de la empresa Geocisa ofrecía un panorama más desalentador, ya que se había producido un "colapso estructural". De hecho, muchas vigas y elementos de sujeción se encontraban dañados, y a última hora de la tarde los testigos colocados por la mañana ya se habían agrietado. La casa sigue cediendo.

José Antonio Sanmiguel, teniente alcalde del ayuntamiento, anunció que no iba a ser posible entrar, ya que el riesgo era muy importante. El consistorio ha contratado a una empresa para que apuntale todos los pisos, lo cual se prolongará al menos durante 48 horas. Antes de este tiempo no será posible entrar a la conocida como casa azul .

Del mismo modo será necesario esperar al menos 72 horas para que Geocisa pueda diagnosticar con instrumentos de precisión si el tratamiento que ha recibido el edificio ha sido efectivo y puede recuperar por tanto su estabilidad.

Algunos vecinos de la calle aseguraron que en los últimos meses se habían producido rebajamientos en las aceras de los números 8 (que ha cedido) y 3, situados uno enfrente del otro en la calle Justo Navarro. Josefina Moros, vecina del número 3, mostraba ayer el visible hundimiento de la acera ante su portal, y del que asegura que se ha dado parte al consistorio en numerosas ocasiones, pero sin obtener respuesta.

Por otra parte, a la hipótesis que apunta a la erosión de las corrientes subterráneas del río Jalón, se sumaron ayer las conjeturas de los afectados, que recordaron que en los últimos meses se había notado un descenso en la presión del agua, insinuando posibles fugas en la canalización. También recordaron que durante la reciente edificación de una sucursal bancaria precisamente en la entrada de la calle se bombeó una ingente cantidad de agua, lo cual pudo descompensar las mantas freáticas del terreno, desplazando el agua a esta nueva zona.